TE QUIERO

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Harry no despertó hasta un par de horas después:

-Ya te he dicho que no puedo decirte nada, hermanito. Solo que todos estamos bien y que muy pronto vas a salir de aquí. Le aseguré a la par que le entregaba todos los dulces que le había traído en mi bolso.

Inmediatamente, el azabache abrió una de las ranas de chocolate. -Eso espero. Ya me he quedado sin ideas para poder escuchar las noticias muggles a escondidas en busca de algún indicio de incidentes causados por Voldemort. Comentó entristecido y llevando su mano a su cicatriz inconscientemente.

Conseguí evadir todas sus preguntas sobre porque sus amigos le ignoraban y sobre porque sus cartas y las de Sirius eran tan breves. El Gryffindor pudo resumirme en un par de frases su verano. Y no es que fuera precisamente de los mejores.

Se distrajo un poco debido a nuestras conversaciones sobre las nuevas tácticas que tenía preparadas para la temporada de quidditch de este año. Unas horas después, tuve que despedirme de Harry. No sin antes dejar un beso en su frente y prometer que volvería lo antes posible.



Regresé con los primeros rayos del sol. Al aparecerme en mi habitación, un demasiado serio pelirrojo me esperaba.

Andaba inquieto por la habitación hasta que se dio cuenta de mi presencia y se detuvo cruzando sus brazos y respirando de nuevo. -¿Dónde estabas?

-He ido a ver a Harry. Contesté con simpleza al mismo tiempo que me quitaba los zapatos y dejaba el bolso en la cómoda.

Charlie no parecía sorprendido, pero mis palabras le alterararon. -Es peligroso, podría haberte pasado algo. Los motífagos van detrás de ti, Cass... Y posiblemente también la manada de Greyback, ya oíste a Dumbledore. Tampoco hay que olvidar lo que te contó tu padre sobre Bellat-

Decidí interrumpirle. -Lo sé. Pero no podía dejar a Harry ahí solo mientras el resto le ignoran por completo.

Esto solo pareció confundir a mi pareja, quien se aproximaba cada vez más.

-Hacer eso es un suicidio. Tanto para ti, como para Harry. Dijo de forma severa. -Dumbledore dijo que...

-También lo era dejar competir en un torneo a un niño de 14 años y a Dumbledore le pareció perfecto. Repuse cada vez más molesta. -No entiendo por qué te comportas así.

-Por que te has puesto en peligro al actuar inconscientemente, ¡sin pensar en tu seguridad primero! Exclamó abriendo sus brazos. El ojiverde pasó su mano por su largo pelo en forma de frustración y molestia.

-¡¿Cómo quieres que piense en eso con todo lo que ha pasado y teniendo a mi hermano encerrado con gente que no es su familia?! No pienso seguir discutiendo por esto...

En este momento, el gris y el verde se encontraban en forma de enfrentamiento. Charlie fue quien rompió el silencio está vez sin separar nuestras miradas.

-¡¿Es que no lo entiendes?! ¡Estoy enamorado de ti, Cass! ¡Te quiero! ¡No quiero que te pase nada! Exclamó con la respiración alterada, dejándome congelada por unos segundos.

Dejé de pensar y me abalancé sobre sus labios con necesidad, de forma desmesurada, ignorando los problemas y todo a nuestro al rededor. Centrándome únicamente en nosotros.



Nada fuera de esas cuatro paredes importaba. Solo eramos nosotros dos. Tumbados en la cama en un cómodo silencio, permitiéndome escuchar nuestros latidos y respiraciones calmadas y acompasadas.

El dragonologista finalizó el segundo cigarrillo y lo apagó en el cenicero de plata situado en la mesilla. Intentando separarse de mi cuerpo lo mínimo posible. -Cuando desperté y vi que no estabas... Me imaginé lo peor... Murmuró con suavidad, dejando leves caricias a lo largo de mi columna al descubierto.

Pequeña Lunática [Charlie Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora