DESACUERDO

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Antes de entrar a la cocina, me aseguré de poner un encantamiento de imposibilidad para evitar espías.

A principios de verano, las fotocopias y yo creamos las orejas extensibles: hechas para escuchar cualquier conversación a gran alcance.

Durante las primeras reuniones, les permití que las usaran. Pero en cuanto se tornaron mucho más serias, hice que Molly les atrapara y comencé a poner el encantamiento.

No sin antes decirle a Ginny como descubrir si el encantamiento estaba o no.

La mesa de la cocina estaba repleta de pergaminos y de botellas de vino. Toda la Orden asistió a esta reunión, excepto Dumbledore. McGonagall fue quien nos informó de las novedades impuestas por el director:

A partir de ese instante, prohibió a mi padre Sirius salir de Grimmauld place. A mí me advirtió de que no debería usar mi forma animaga por el momento y evitar salir lo máximo posible.

Esto oscureció el ánimo de mi padre notoriamente.

La noticia no fue desaprovechada por Snape, quien no paró de soltar constantes insinuaciones sobre el papel de mi padre en la Orden al mismo tiempo que fuimos obligados a escuchar sus extensos e inservibles informes de agente doble. A saber si alguna de esas palabras fueran ciertas...

Por suerte, la reunión fue algo corta gracias a las varias copas de vino. Nos despedimos de todos en el vestíbulo. Sabía que el resto ya estarían observando desde arriba de las escaleras.

Estaba cerrando la puerta junto a mi padre Remus cuando mi prima tropezó con el horrendo paraguero, despertando así a la loca de Walburga.

Empezó a maldecirnos como siempre, más en el instante en el su querido hijo fue ayudarnos a cerrar las cortinas.

-¡Ag! ¡Cállate vieja arpía! Exclamamos mi padre y yo al mismo tiempo.

Harry nos miró sorprendido. Pero en cuanto visualizó a su padrino, una sonrisa apareció en su rostro.

-Harry Potter... Murmuró abriendo sus brazos hacia el azabache.

-¡Sirius! Exclamó antes de ir abrazarle con fuerza. Mi otro padre y yo miramos la escena con una sonrisa de lo más pura.

-Veo que ya conoces a mi madre... Mencionó el animago con algo de amargura.

-¿Tu... ?

-Sí y será mejor que bajemos antes de que se despierte. Comentó con una mueca. -¿No te lo han dicho? Esta era la casa de mis padres. Y al ser la pequeña lunática y yo los últimos Black, ahora es nuestra. Mi hija tuvo la gran idea de ofrecérsela a Dumbledore como cuartel general. Es de lo poco que he podido hacer...

Bajamos las escaleras hacia el sótano. En la cocina se encontraba la señora Weasley hablando con su primogénito, quien miraba algunos pergaminos. Charlie hablaba con su padre y Mandangus estaba, básicamente, dormido sobre la mesa.

-¡Evanesco! Dije a la par que los Weasley saludaban a Harry con la intención de hacer desaparecer todos los pergaminos, los cuales eran confidenciales.

Mi padre Sirius le presentó a Harry a Mandangus, quien recibió una reclamación por parte de Molly Weasley por comenzar a fumar una pipa en la cocina. Aún no había perdonado el hecho de que el ladrón se fuera en mitad de su guardia.

En mi caso, me enfadé bastante al principio, pero este suceso había hecho que Harry estuviera ahora con nosotros. Así que tampoco podía reclamar demasiado a Mandangus...

Dora no paraba de insistir a Molly con ayudarla en lo que fuera. En el transcurso de esto, no paró de tirar varias sillas y por poco incendia la mesa con las velas.

Pequeña Lunática [Charlie Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora