E.D

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Llegué a la sala común junto a Angelina hablando sobre la nueva táctica que quería probar en el entrenamiento de aquella noche: "Voltereta con derrape".

Pero en vez de estar las escaleras hacia nuestros dormitorios, nos encontramos con un Harry y un Ron en el suelo al final de un tobogán de piedra:

-Cinco años aquí y aún no sabéis que hay un sistema para evitar que los chicos suban al dormitorio de las chicas, ¿en serio? Pregunté elevando mis cejas y cruzando mis brazos divertida.

-No es que los prefectos lo soláis mencionar la noche de bienvenida... Masculló Ron adolorido

-Pues ya lo sabéis para la próxima. Ahora apartaros y dejadme restaurar las escaleras. Necesito subir a mi habitación a cambiarme para el entrenamiento.

-No creo que hoy pueda haber entrenamiento... Murmuró anonadada Angelina, señalando el nuevo anuncio en el tablón:

Por orden de la suma inquisidora, quedaban disueltos todo tipo de asociaciones, organizaciones o equipos. A menos que sean aceptadas por el estúpido sapo rosa.

-Tendré que hablar con Umbrige para poder conseguir esa autorización. Comenté frustrada.

No tardó en formarse un corro a nuestro al rededor para tratar también el asunto de las clases de defensa. Todos miraban a Harry expectantes.

-Seguiremos de igual forma. Dijo severamente ganando el apoyo del resto.

Dado que contaba con una hora libre por la tarde, la cual empleaba en las prácticas de la enfermería, decidí ir hablar con la suma inquisidora:

-Necesitaré un tiempo para reflexionar sobre ello. Mencionó Umbrige tras escuchar el motivo de mi visita al espantoso despacho repleto de rosa y gatos.

-Entonces ya está todo hablado. Será mejor que vuelva a mis ocupaciones. Comenté con una falsa sonrisa.

Sus palabras me impidieron irme. -Debería estar agradecida de que lo considere después de su falta de respeto al ministerio. Dijo con voz irritante. -Aunque creo es suficiente con ver el funcionamiento de mis castigos... Pensé que así usted también aprendería a obedecer a quien debe.

-¿Ha hecho todo eso a Harry para vengarse de mi? Pregunté cada vez más furiosa.

Tuvo el valor de sonreírme antes de hablar. -Oh, no. El señor Potter se merecía un castigo. Pero, a su vez, sabía que también sería el suyo...

-Vuelva a tocar a mi hermano, y será lo último que haga. Advertí cerrando el puño de mi mano para realizar magia no verbal. Su sonrisa se borró de golpe y pude ver como el hechizo paralizante había funcionado. -Usted no es la única con conocimientos... curiosos.

Aunque no me era fácil reconocerlo, los libros de magia antigua me habían sido de mucha utilidad.

Salí del despacho a la par que una lechuza de plumas negras y ojos miel llegaba con dificultad hasta mi. Akira estaba de lo más alterada y con raspaduras en las alas. Intenté realizar algún encantamiento para calmar su dolor. Me fijé en que llevaba una carta atada a su pata. Era la letra de Canuto:

Hoy, misma hora, mismo sitio.

Al fin habíamos conseguido perfeccionar las pastillas vomitivas. Por lo que después de la cena, las fotocopias se encargaron de hacer varias demostraciones en la sala común mientras yo me dedicaba a escribir todos los encargos que nos iban haciendo para cuando salieran al mercado.

Los chicos se fueron con los galeones recaudados justo cuando la cabeza del animago apareció entre las llamas.

-¿Cómo va todo?

Pequeña Lunática [Charlie Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora