TRASLADO

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No pudimos trasladar a Harry al cuartel hasta cuatro noches después de que llegara su carta exigiendo respuestas. Por orden directa de Dumbledore, Hedwig permaneció en el cuartel y no voló de regreso a Privet Prive.

Debíamos esperar al momento idóneo, en el cual los muggles no estuvieran en casa.

Para ello, Dora tuvo una idea magnífica que consistía en mandarles una carta haciéndoles creer que habían sido preseleccionados en el Concurso de Jardines Suburbanos Mejor cuidados de Inglaterra. Por supuesto, este nunca ha existido. Pero sirvió para que se marcharan por toda una tarde.

La guardia estaba dirigida por Moddy y por mi padre Remus y la formábamos unas diez personas (sin contar a la retaguardia que nos daba la señal y nos observaba por si ocurría cualquier tipo de problema): Moddy y mi padre (como es obvio), Dora, Kingsley, Doge, Diggle, Vance, Podmore, Jones y yo.

Tanto la ida, como la vuelta, la realizaríamos con las escobas. Dejamos un tiempo de margen para asegurarnos de habernos librado de los muggles y entramos en la casa con el mayor sigilo posible. Al menos hasta que Dora rompió un plato de la cocina nada más llegar.

Los ruidos alertaron al ojiverde, quien bajó las escaleras con la varita en alto.

-Baja la varita, muchacho; a ver si le vas a sacar un ojo a alguien. Gruñó el jefe de aurores.

-¿Profesor Moody? Preguntó Harry, intentando ver entre la oscuridad.

-No sé si debes llamarme profesor. Repuso el hombre, recargando todo su peso sobre su bastón. -Nunca llegué a enseñar gran cosa, ¿no? Baja, queremos verte bien.

Mi padre decidió intervenir al ver que el azabache se acercaba inseguro y apenas había bajado su varita. -No pasa nada, Harry. Hemos venido a buscarte.

Al escuchar la voz de mi padre, la expresión de Harry cambió por completo y bajó la varita al estar mucho más tranquilo. -¡Lunático! Exclamó para después ir a abrazarle alegre.

-¿Por qué estamos aquí a oscuras? Habló la metamórfaga de pronto. -¡Lumus!

Esto le permitió al adolescente observarnos con detalle.

-Hola, hermanito. Saludé mostrando mis hoyuelos y viendo como venía directo abrazarme nada más verme. -Ya te dije que vendría lo antes posible.

-¡Oh! Es como me lo imaginaba. Opinó mi prima con la varita iluminada en alto. -¿Qué hay, Harry?

-Sí, entiendo lo que quieres decir, Remus. Le comentó Kigsley, quien estaba al fondo. -Es clavado a James.

-Salvo por los ojos. Aportó Doge. -Los ojos son de Lily.

Moody llevaba todo este tiempo mirando a Harry con los ojos entrecerrados en forma de sospecha. -¿Estáis seguros de que es él, Lupins? Masculló. -Menudo problema si nos llevamos a un Mortífago en su lugar. Creo que es momento de aplicar el protocolo. A menos que alguien lleve Veritaserum encima.

-A estas alturas pensé que ya serías un experto en impostores, Moody. Comenté con una sonrisa de lado. -Pero, bueno, para que estés conforme y veas que tu entrenamiento ha sido concluyente... ¿Cuál es tu patronus, hermanito?

-Eh... Un ciervo, al igual que el patronus y la forma animaga de mi padre. Contestó el azabache algo nervioso.

-Es él, Ojoloco. Dijo mi padre para después dirigirse hacia Harry. -¿Cómo estás?

-Bi-bien... Le respondió un todavía confuso ojiverde. -Yo... Tenéis mucha suerte de que los Dursley hayan salido.

Esto le permitió a mi prima explicar su gran estrategia para librarse de ellos por hoy.

Pequeña Lunática [Charlie Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora