VUELTA A LA REALIDAD

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Cedric y Harry se encontraban en el suelo frío de piedra. No se movían y ambos estaban heridos. Para cuando corrí hasta ellos, ya era demasiado tarde.

Una risa desquiciante y escalofriante se oía de fondo, taladrando mi cabeza.

-Todo esto es culpa tuya, todo. Escuchaba como decían una y otra vez a mis espaldas. Al girarme, vi como el espectro de Cedric me miraba con un odio profundo en sus ojos.

De pronto, todo se volvió negro y el aire volvió a mis pulmones.

Había sido un sueño, solo un sueño...

La presión en mi pecho apareció una vez más. Haciéndome imposible centrarme en el ahora. La repentina luz me hizo darme cuenta de me encontraba incorporada en la cama y con la respiración irregular.

Unos brazos me rodearon al instante, permitiendo que aquella horrible sensación disminuyera.

-No era real, Cass. Estás a salvo. Me aseguró Charlie con un tono suave. Haciendo que mi respiración volviera a la normalidad de a poco.

El dragonologista dejó un beso en mi sien para luego hacer que ambos nos acostáramos de nuevo en la extensa cama de matrimonio.

-¿La misma pesadilla? Me preguntó de forma comprensiva mientras me dejaba acomodarme en su pecho. Asentí un poco desconcertada todavía a la vez que entrelazaba nuestras manos. Buscando esa seguridad que siempre encontraba a su lado.

Unos segundos después, una media sonrisa se asomó en mis labios al estar adentrada en mis pensamientos.

-¿Sabes? Él fue el primero en darse cuenta de lo que sentía por ti. Ni siquiera yo lo sabía... Narré con nostalgia, rompiendo el cómodo silencio. Nada se oía aquella noche, solo nuestras respiraciones acompasadas. -Él era el primero al que recurría con estos temas y ahora... Mi voz decidió quebrase en ese instante. Charlie me abrazó a un más fuerte. Poco a poco fui quedándome dormida en sus brazos. Esta vez, mucho más tranquila.

Mi pareja no solía mencionar el tema de Cedric para no agobiarme demasiado. Siempre dejaba que fuera yo la que hablara cuando me sintiera preparada para ello. Había veces que no hablaba en absoluto del tema, como sino hubiera pasado, pero otras que me era imposible no pensar en que Cedric ya no estaba.

Mis padres pensaron que lo mejor sería que pasara unos días en Rumania. Y he de decir que fue lo mejor:

Dos semanas en las que ignoré toda noticia del Profeta, estuve con Charlie, Geralt, Liam y, obviamente, con los dragones. Esto me permitió avanzar algo más en la investigación que realicé durante el torneo.

Me gustaba mantenerme ocupada. Además, ¿qué sería de la vida sin dragones?

Pero ya era hora de volver a Londres. Al día siguiente, recogí mis cosas y preparé todo para el viaje de vuelta.

-Aquí está. Dijo Liam, sosteniendo a Luke, mi escarbato, bocabajo para que soltara su anillo de plata.

-Gracias. Y tú, pequeño, no vuelvas a escaparte por muy brillante que sea la recompensa o no volveré a dejarte guardar mis galeones. Le advertí al pequeño animal antes de hacer que entrara en mi bolso.

Geralt y Charlie vinieron hacia nosotros, el último llevaba mi baúl levitando.

-Creo que ya está todo. Comentó Gerealt. -El campamento será mucho más aburrido sin ti, Lupin.

-Yo también os echaré de menos, Gowle. Respondí con una sonrisa para después ir a abrazarle.

-Vuelve pronto o Charlie se volverá loco. Me comentó divertido Liam en un susurro cuando era su turno de despedirse.

Pequeña Lunática [Charlie Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora