ALERTA

260 27 0
                                    

Las vacaciones llegaron a su fin, lo que significó el regreso a Hogwarts. Nos despedimos de todos y fuimos con Dora, mi padre Remus y  Charlie mediante el Autobús noctámbulo hasta la estación.

-Prometeme que tendrás cuidado... Le dije en mitad de un abrazo a mi padre.

-Lo tendré, cachorra. Pero solo si tú me prometes lo mismo. Me respondió con una sonrisa.

-Lo haré. Me dio un beso en la frente para luego abrazar a Harry en forma de despedida.

Besé una última vez al dragonologista, me despedí de mi prima y seguido subí al tren con mi equipaje.

La vuelta de las vacaciones supuso un nivel de exigencia mucho más alto desde el primer día.

Retomé mis tardes en la biblioteca más todos mis otros deberes. Aún así, no podiamos apartar nuestros otros negocios: los sombreros ancéfalos ya estaban en el mercado.

Estaba tomando un café en el instante en el que El Profeta llegó a mi mesa. Sentí como todos los músculos de mi cuerpo se petrificaron:

"FUGA EN MASA DE AZKABAN EL MINISTERIO TEME QUE BLACK SEA EL PUNTO DE REUNIÓN DE ANTIGUOS MORTÍFAGOS"

Antonin Dolohov, Augustus Roolwood, Bellatrix Lastrange... Todos ellos habían huido de Azkaban, eran libres...

La voz de la jefa de mi casa me sacó de mis pensamientos.

-Lupin, ven conmigo, ahora. Señaló provocando que siguiera sus pasos hasta el despacho del director.

Allí me encontré con varios miembros de la Orden entre ellos a mi padre Remus y a Dora, a quienes no dudé en abrazar ni un segundo.

Comenzaron una reunión para planificar una método de actuación ante posibles ataques de estos mortífagos, incluido uno contra mi propia vida: 

-Esa mujer no va acercarse a mi hija si podemos impedirlo. Afirmó mi padre, rodeándome con sus brazos.

-Por supuesto que no, prima. Haremos todo lo posible. Habló la pelirrosa.

-Tú también debes de tener cuidado, Dora. Dije preocupada. -Poned a Andrómeda y a Ted bajo protección. No soy la única a la que juró asesinar. Y sabiendo de lo que son capaces, lo más probable es que los Malfoy les estén dando refugio.

Al salir tropecé sin darme cuenta, provocando que mi libreta se cayera al suelo y algunos papeles que había dentro se desperdigaran al rededor.

En el momento en el que estaba apunto de agarrar la última cosa que se había caído, Snape se me adelantó. Era la foto de mi padre conmigo en brazos que encontré dentro de aquel libro.

El profesor la miró por unos segundos, haciendo que se la arrebatara de las manos.

-Es personal... Murmuré molesta para seguido guardarla.

Me giré para irme. Repentinamente, su voz me detuvo. Pero sin llegar hacer que me girara de nuevo: -Señorita... Lupin, créame cuando le digo que no sé lo que le ocurrió a su padre verdaderamente en la noche en la que murió. Intenté averiguarlo, intenté preguntárselo al propio señor tenebrosos. Pero a día de hoy, sigue siendo un enigma permanente en mi mente. Confesó como si estuviera eligiendo sus palabras con cuidado por mi posible reacción.

Respiré hondo y continué mi camino.

El resto del día lo pasé totalmente adentrada en mis pensamientos, repasando las palabras de la reunión una y otra vez...

-¿Star, qué te ocurre? Quiso saber Fred, moviendo unos cuantos pergaminos delante mía.

-Sí... llevas ida y seria todo el día. Comentó su gemelo. -Y estás muy pálida... ¿Seguro qué te encuentras bien?

Pequeña Lunática [Charlie Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora