IMPACIENCIA

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En los siguientes días, los profesores decidieron mostrarnos la exigencia e importancia de los ÉXTASIS con una lista interminable de trabajos.

Retomé mis prácticas en la enfermería y el jueves por la noche tuve mi primera guardia como premio anual. Lo peor fue enterarme de quien sería mi compañero durante este año:

-Empecemos con esto de una vez, Malfoy. Dije con mis brazos cruzados. -Cuanto antes empecemos, antes volveré a mi sala común.

-Vamos, Cassie... no puedes seguir así por un simple comen-

-Tú por una zona, yo por la contraria. Así de fácil. Le interrumpí comenzando a caminar. El Slytherin no se dio por vencido y me siguió durante todo el rato. Seguramente demasiado intimidado para decir algo.

Al final de la ronda, se decidió por hablar en forma misteriosa. -El ministerio sigue vuestro rastro como perros... Yo que tú tendría cuidado, prima...

Le miré sin expresión alguna y con la cabeza en alto antes de irme del oscuro pasillo. Debía notificar que Malfoy sabía algo cuanto antes.

-¡Mimbulus mimbletonia! Le dije a la dama gorda para poder entrar en mi sala común.

Me encontré con un somnoliento Harry rodeado de pergaminos. Le había notado raro durante estos días, pero lo relacioné con los comentarios que estaba recibiendo gracias al regreso de Voldemort.

En mi caso, me enfrentaba a cualquiera que se atreviera a poner en duda al azabache.

-Deberías irte a dormir, hermanito. Murmuré sentándome a su lado.

-Oh, hola, Cass... He hablado con Umbrige, pero no me deja librarme del castigo para poder ir a las pruebas del Viernes. Lo siento, lo he intentado pero... Habló rápidamente.

-Hey, tranquilo. No te preocupes, lo entiendo. Le respondí con calma. -Te diré la decisión que tomemos y si estás de acuerdo, esa persona será el nuevo guardián.

-Ya, pero debería estar ahí ¡No castigado injustamente con Umbrige! Saltó de pronto. -¡Estoy harto de que todos decidan sobre mi vida como sino fuera capaz de hacerlo por mi mismo! ¡Aunque, claro, para todos soy un niño loco, mentiroso y necesitado de atención! ¡Al menos eso dicen todos a mis espaldas!

-¿Crees que a mí me hace gracia escuchar todos los días una opinión totalmente falsa de mis padres, de mi familia? Repuse seriamente. -Me hierbe la sangre cada vez que noto todas esas miradas sobre mi: juzgantes, esperando que cometa el más mínimo fallo para poder decir que ellos tenían la razón y que soy igual que todos mis antepasados, que acabaré igual que ellos. Dan por hecho que repetiré una historia que ni siquiera conozco al completo.

Harry parecía sorprendido por la chocante y abrumadora información. Ya algo más calmado, volvió hablar. - ¿Y cómo lo haces? ¿Cómo lo soportas?

-Empecé a fumar, pero no siempre ayuda. Reconocí con una sonrisa de lado. -Lo que debes hacer es aceptar que siempre alguien va a juzgarte hagas lo que hagas. Céntrate en la gente que te importa, en quienes deben saber la versión real de ti. El resto no importan lo más mínimo. No es fácil, pero sí necesario para no perderte a ti mismo.

-Gracias y lo, lo siento. Será mejor que me vaya a dormir... Buenas noches, hermana. Dijo en mitad de un bostezo.

-Harry...

-¿Sí?

-Al final se descubrirá la verdad: que tenemos razón. Ya lo verás. Le mencioné ganándome una sonrisa del ojiverde. -Solo espero que entonces no sea demasiado tarde... Murmuré para mí misma.

Pequeña Lunática [Charlie Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora