Pequeña Lunática [Charlie Weasley]

HOCICORTO SUECO

El señor Weasley frunció el entrecejo extrañado. -Sí, le he preguntado a Ludo. Dice que no es la primera vez que Bertha se pierde. Pero si fuera de mi departamento, me preocuparía...

-Es un caso perdido, Bertha da más problemas de los que resuelve. Pero aún así, Ludo debería intentar encontrarla. Ya tenemos bastantes problemas en el Departamento de Cooperación Mágica Internacional para que intentemos encontrar al resto de personal. Como sabes, hemos de organizar otro gran evento después de los Mundiales.

Antes de continuar, Percy se aclaró la garganta para asegurarse de llamar la atención de todos los presentes, incluida la de Hermione, Harry y Ron, al otro extremo de la mesa.

-Ya sabes de qué habló, papá: el asunto ultrasecreto. Mencionó, ganándose mi atención también.

-¿Asuntó ultrasecreto? Les cuestioné a mis mejores amigos en un leve susurró intrigada e intentando ocultar mi preocupación por si se tratara de algo relacionado con la búsqueda de mi padre.

George fue el primero en responderme -Llevamos todo el verano preguntándole de que se trata, pero no dice nada...

-Ni un solo dato. Es frustrante. Pensamos que debe de ser algún tipo de evento que se haga cada varios años, al igual que los mundiales o algo así. Continuó Fred.

-Aunque conociéndole será una exposición de calderos de culo delgado.... Reí aliviada ante su contestación para luego prestar atención a la conversación que se estaba llevando a cabo en el centro de la mesa, justo donde me encontraba.

-Charlie, hijo, cuéntanos que te ha tenido tan ocupado. Llevábamos todo el verano sin tener noticias tuyas antes de que nos confirmaras que venías a casa para el mundial ¡Hace dos días! ¡Y eso que te envié la carta para avisarte hace semanas! Exclamó la señora Weasley, tras beber de su copa llena de vino de saúco.

El mismo tiempo que llevaba sin responder a mis cartas...

-Lo sé, lo sé, pero tuvimos que ir a una expedición por unas crías y por su madre que encontraron tras haber llevado a otro dragón al refugio. Estuve con muchísimo trabajo y prácticamente incomunicado. Digamos que no contamos con una gran cantidad de lechuzas. No sabes lo mucho que siento no haber podido escribir. Se disculpó, conectando sus ojos con los míos por unos cuantos segundos.

-Y supongo que hay fue donde te hiciste esa herida. Observó Hermione, señalando su quemadura en el hombro.

-Así es, las madres dragonas, como todas las madres, defienden a muerte a sus hijos si piensan que eres una amenaza. Otra de las razones por las que pasé días incomunicado hasta poder volver al refugio para revisar mi correo. Explicó sin dejar de mirarme.

-Cariño, deberías dejar que luego te mire esa herida. No tiene pinta de que esté cicatrizando bien.

-O podría hacerlo Cassie: Es una experta en cicatrices y quemaduras. Dijo Fred de pronto.

-Y ya lleva un dos años en la enfermería como ayudante de Madame Pomfrey. Aportó George, riendo levemente. Ambos recibieron una pisada de mi parte por debajo de la mesa, haciendo que se quejaran de dolor y silenciaran sus risas.

Por suerte, la señora Weasley decidió dirigir la conversación hacia otro de sus hijos:

-Bill, deberías ir cambiando algo tu estilo, ¿no crees? Con ese colmillo horroroso ahí colgando... Pero, ¿qué te dicen en el banco?

-Mamá, en el banco a nadie le importa lo que me ponga mientras ganen dinero conmigo. Cassie, ayúdame con esto. Me rogó, señalando mis orejas, las cuales se encontraban repletas de diferentes pendientes y perforaciones.