Subí a mi habitación y me puse a leer a la vez que disfrutaba de unas cuantas varitas de regaliz.
Al cabo de unos minutos, una cabellera pelirroja se asomó por la puerta:
-Me han dicho que mi equipaje se encontraba aquí... Mencionó, fingiendo su extrañeza.
-Digamos que ha habido un pequeño cambio de distribución... Le comenté dejando el libro y los dulces en la mesilla.
Elevó sus cejas haciendo parecer que estaba sorprendido -¿Ah si? Cerró la puerta tras él con cuidado y se aproximó hacia mí.
-Mmm Murmuré rodeando su cuello con mis brazos a la vez que el se aferraba a mi cintura antes de conectar nuestros labios de forma apasionada.
Descendí mis manos lentamente por su pecho para ayudarle a quitarse la camiseta. El hizo lo mismo con la mía para luego bajar sus besos hacia mi clavícula. Aproveché para robarle la varita y poner el hechizo silenciador en toda la habitación y el pestillo de la puerta.
-No queremos interrupciones... Susurré sobre sus labios, acariciando su suave y largo cabello.
-Claro que no... Contestó separándose lo suficiente para permitirme volver a fundir nuestros labios con necesidad.
Las reuniones de la orden eran prácticamente diarias, pero no siempre acudían las mismas personas.
Las misiones se dividieron en dos bloques principales: Reclutar y vigilar.
Algunos fueron encargados de reclutar al mayor número de aliados posibles. Fleur, Viktor, Liam, Gerealt, Charlie, Bill y yo eramos algunos de ellos.
También había que mantener vigilados a los mortífagos para ser conscientes de todos los movimientos que hacían e intentar predecir sus próximos planes.
Dumbledore puso una guardia de vigilancia para Harry, sin que este lo supiera. Y también los trabajadores del ministerio tenían otra guardia más de la que ocuparse:
-Sospecho que Voldemort quiere algo que la última vez no poseía. Un arma muy poderosa. Comenzó a explicar Dumbledore en una de las reuniones.
-¿Un arma? ¿No le es ya suficiente con las criaturas que cuenta en su bando y con toda la magia oscura que utiliza como las maldiciones imperdonables? Cuestioné extrañada.
-Esta no es un arma cualquiera. Es una profecía que le permitirá saber como ganar esta guerra. Confesó llamando la atención de varios de los presentes.
-¿La profecía de Harry? Quiso saber mi padre Remus, adquiriendo un tono de preocupación.
-Así es. Afirmó el director. -Hace 15 años surgió una profecía que inmiscuía a un niño nacido a finales de Julio. Esa fue la razón por la que los Potter tuvieron que ocultarse bajo el encantamiento Fidelio. Por suerte, Voldemort todavía no ha llegado a escuchar la profecía completa. Pero debe de ser uno de sus principales objetivos en este momento.
Los miembros del ministerio se iban turnando las guardias en el departamento de misterios. Utilizaban la capa de Moddy para no ser vistos. No podíamos permitir que les descubrieran y perdieran su puesto de trabajo. Necesitábamos estar dentro del ministerio.
El ministro de magia se había encargado de arruinar la reputación de Dumbledore y de Harry. El profeta cada vez escribía más barbaridades sobre la cuestionable salud mental de ambos. Negando el retorno de Voldemort de todas las formas posibles. Aún así, poco a poco, en la orden íbamos desmintiendo las palabras del ministerio. Intentando poner al mayor número de personas en nuestro lado.
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Pequeña Lunática [Charlie Weasley]
FanfictionCassiopea Lilian Lupin. Prefecta de Gryffindor, cazadora del equipo de quidditch, una excelente estudiante y a su vez, de las mejores bromistas que llegareis a conocer. Su necesidad de perfección y determinación le hacen digna de su apellido. Una...