Emma Sheridan, una chica particular, brillante y a la vez extraña, probablemente una romántica empedernida. De sus ojos no desaparece Eddie Munson, el típico metalero de escuela americana, con parches de bandas como Metallica y Iron Maiden en todas...
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—¿Por qué lo haces, Inez? —Están en la salida, Emma se lo ha guardado durante todo el día.
—¿Qué cosa? —pregunta.
Emma siente vergüenza, no quiere quedar como una loca de patio, ella bien sabe que no tiene nada con Eddie, pero no comprende la manera de ser de su amiga.
—No me digas que te pones así por lo de Eddie...Dios, Emma. Estás de patio, como tu mamá—Inez se ríe, Emma suspira.
—No seas así, no lo digas nunca más— Emma alza la voz. Inez cambia su semblante, se pone seria.
—¿Te molesta que esté cerca de Eddie? —Inez pregunta— No puedo creerlo, somos mejores amigas, ¿Crees que te haría algo como eso? Sé tu más profundo secreto, sé que, aunque Eddie no sepa nada de ti, yo jamás podría hacer algo que rompa tu corazón. Somos amigas, ya te lo dije. Somos las mejores amigas de la vida— Inez mira a Emma—¿Es porque me has visto demasiado cerca? —suspira.
—Ya no quiero hablar más de esto— ella habla con tristeza, aunque confía en Inez. Inez nunca le ha fallado, nunca de una manera tan terrible—Quizás yo me he puesto algo perseguida—Emma suspira. Sabe que es una pésima manera de actuar, sabe que Eddie no es un objeto, y que no es marcable como un juguete, y que Inez es así con todos, no quiere perder su amistad más valiosa por su amor que a veces cree es enfermizo. Aunque en su mente, si Eddie le diera la más miserable señal de que pudiera estar interesado en ella, entonces buscaría otras maneras de poder llegar a él, no le importaría decirle en su cara que es hermoso, tampoco le importaría acariciar su cabello, incluso estaría dispuesta a darle el primer beso, aunque eso pasa de manera más fácil en su mente, la realidad suele ser algo más cruel.
—Bueno, ¿Nos vemos mañana? —pregunta Inez, están en la salida—Iré con los chicos— los apunta, están en la esquina, Eddie vuelve a ver a Emma, y ella lo ve a él, pero oculta su mirada, él está seguro de que Emma acompañará a Inez como siempre lo hace, pero aquello jamás ocurre, Inez sigue su camino, y Emma el suyo, tiene planes con su madre, planes que no quiere, pero sabe que es mejor llevar la fiesta en paz.
Emma sigue el camino a casa, Inez llega donde están todos parados, Eddie es quien menos habla, piensa que nunca hablan temas tan interesantes, pero de todos modos, permanece ahí.
—Hola chicos— los saluda a todos, se para al lado de Eddie.
—¿Y tu amiga?— John pregunta.
—Se fue, tiene planes con la loca de su madre— ella se ríe, mira a Eddie de reojo.
—Me causa escalofríos pensar que dos personas tan raras viven en una misma casa, no puedo creer las cosas que podría encontrar ahí dentro— Eddie mira al piso, él ha estado en el cuarto de Emma, aunque jamás podría decirlo. Es John quien lo ha dicho, James se ríe. Eddie fuma, se queda callado, piensa en Emma, pero no de una manera romántica, sino que piensa en lo extraña que es, pero a la vez, sabe que no hay nada de malo con ella, ella es una chica inteligente, más que todos ellos. De pronto siente la mano de Inez cerca de él, ella le quita el cigarro de los labios, le sonríe.
