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Emma baja las escaleras, lleva una playera amarilla, un cárdigan color crema, además de un collar con estrellas plateadas

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Emma baja las escaleras, lleva una playera amarilla, un cárdigan color crema, además de un collar con estrellas plateadas. Tiene un motivo para ir feliz a clases, ver a Eddie y quizá hablar sobre aquel mensaje. Su madre la espera para el desayuno, ella se sienta frente a ella.

—No sé si vas a la escuela o a un desfile de modas— la mujer hace el comentario, Emma pone sus ojos en blanco.

—No entiendo qué hay de malo con mi ropa— Emma responde. A veces quisiera ser algo más fuerte, quisiera poder volverse salvaje y atacar a su madre en comentarios.

—No es prudente que muestres tanta piel—la mujer lo dice como si fuera algo espantoso, Emma baja la mirada a su escote, que de escote no tiene lo más mínimo.

—No muestro piel, estás exagerando—la chica habla sin poder mirarla a la cara.

—¿Algún día te aburrirás de llevarme la contra? —la mujer pregunta.

—Sólo respondo desde el respeto, mamá— Emma mira a tu vaso con jugo—Se me hace tarde, me voy—la chica toma su bolso y se para de la silla. Ella sólo puede escuchar cómo su madre comienza a rezar, de seguro lo hace para que Dios cambie algo en ella. La chica pone sus ojos en blanco y sale de casa, se pone auriculares de camino a la escuela, y el trayecto se hace bastante corto, una vez llega, se encuentra con Inez en la salida, agradece que está sólo ella, pues sería demasiado ponerse roja como un tomate a primera hora.

—Es por lejos el mejor día de la semana, es viernes y hay fiesta en casa de John, sus padres salieron—La chica lo dice con emoción. Emma sonríe, sabe que Eddie irá y que probablemente puedan hablar un poco más.

—Eso es genial ¿Crees que Eddie vaya? —Emma pregunta, toma a Inez del brazo, se alejan de las personas que entran a la escuela—Por cierto, anoche pasó algo. Eddie dejó un mensaje en mi correo—Inez arquea una ceja—No es nada realmente importante, pero...nos vimos desde mi ventana. Me escribió: Dios te está viendo, Sheridan.

—Oh, Emma...—Inez suspira, mira de reojo a todos lados—Sabes que eres mi mejor amiga, y he soportado su obsesión con Eddie durante estos años— Emma siente que su estómago se retuerce—Pero debes aterrizar. Anoche, cuando pasaste, Eddie dijo que eres rara, extraña, a tal punto de ser molesta, una piedra en el culo. Y lo del mensaje en tu correo, él ya nos contó de eso. Nos dijo que , lo dijo porque cree que eres un fenómeno. Emma, por favor, olvídate de Eddie, él no te merece— Inez la abraza—Odio verte sufrir por amor, pero creo que esto ya es demasiado. Tú eres frágil, y él jamás podría apreciarte— Emma no quiere llorar, pues, Eddie no es especialmente tierno con ella, pero al menos, pensaba o tenía la leve sospecha de que podrían llegar a ser amigos. No puede evitarlo— Te lo digo, porque ya sabes, él estará en la fiesta y no quiero que lo pases mal por culpa de él.

—Oh Dios, soy una tonta— Emma mueve su cabeza, llora de manera silenciosa, seca sus ojos con los puños de su cárdigan— Debo ir al baño.

—Ve Emma, claro que puedes ir— Inez acaricia su rostro—Desahógate. Emma camina rápidamente hacia la escuela, va hasta el baño se encierra en un cubículo del baño, se sienta en las cerámicas frías y comienza a llorar, no quiere salir, no quiere ir a clases.

sorry, I'm late sweetheartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora