Emma Sheridan, una chica particular, brillante y a la vez extraña, probablemente una romántica empedernida. De sus ojos no desaparece Eddie Munson, el típico metalero de escuela americana, con parches de bandas como Metallica y Iron Maiden en todas...
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—Creo que de momento es lo mejor— Eddie la mira a los ojos.
—¿Por qué no asumes que quieres estar soltero?—Emma responde con la voz quebrada.
Eddie y Emma son una pareja que ha compartido momentos de alegría y complicidad, pero su relación ha enfrentado una dura prueba que ha dejado cicatrices profundas en ambos. él cree amarla con su vida, pero desde hace algún tiempo, tras la pérdida del bebé, una barrera de hielo se ha interpuesto entre los dos, una experiencia dolorosa, como una sombra que alimenta de la mana energía entre los dos.
La tragedia los afectó de maneras diferentes: Eddie, aunque devastado, ha buscado refugio en la rutina y en la universidad, en sus amigos, aunque vaya cuestionable amistad, tratando de encontrar consuelo en la normalidad de la vida cotidiana. Por otro lado, Emma ha lidiado con el dolor de manera más emocional, sumergiéndose en sus sentimientos y buscando respuestas para comprender el porqué de la pérdida. La situación se complica aún más cuando Emma presencia a Eddie besando a otra chica en un momento de vulnerabilidad. Esta visión desencadena una tormenta de emociones en Emma, quien se siente traicionada. Era un gran avance para ella salir con sus amigos, ir a un bar a tomar algo, quería contarle a Eddie acerca de lo bien que se sintió salir de su rutina cruel y repetitiva en la cual sólo busca las respuestas al porqué de las acciones de Dios.
Emma dice jamás dedicaría una sola plegaria más.
Después de presenciar aquello, la discusión entre Eddie y Emma se vuelve intensa y dolorosa. Ambos expresan sus frustraciones, miedos y resentimientos acumulados. Eddie trata de explicar que el beso fue un error, un acto impulsivo que no tiene significado real, pero Emma se debate entre la necesidad de entender y el dolor profundo que siente. Su eterno amor de la infancia se ha visto manchado por sucesos que se escapan de sus manos.
A medida que la discusión avanza, se plantea la difícil pregunta de si la relación puede superar estos desafíos. La pérdida del bebé y la traición percibida han dejado cicatrices que parecen insuperables. Ambos enfrentan la encrucijada de decidir si quieren intentar reconstruir lo que una vez tuvieron o si es momento de seguir caminos separados. En esta etapa crucial de su relación, Eddie y Emma se ven obligados a confrontar la realidad de sus sentimientos y a tomar decisiones difíciles sobre el futuro de su vínculo.
— No quiero separarme de ti. No siento nada por Daisy, pero...creo que es mejor así, es necesario que nos demos un respiro. Las cosas entre tú y yo, se han vuelto complejas, estamos como en un pantano y no podemos avanzar. Te amo Emma, pero...creo que es mejor que sanemos y nos demos un respiro.
Ante la carga emocional abrumadora y la dificultad de encontrar una solución inmediata, Eddie y Emma toman la difícil decisión de hacer una pausa en su relación. Ambos reconocen la necesidad de espacio y tiempo para reflexionar sobre sus propios sentimientos, así como para evaluar si aún desean estar juntos después de todo lo que han enfrentado. Ella sabe de que esta pausa les brinda la oportunidad de buscar claridad individualmente, explorar sus emociones y determinar si las heridas pueden sanar con el tiempo o si es más saludable seguir caminos separados.
