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Emma camina rápidamente hasta su casa, cierra la puerta tras ella y suspira cuando se encuentra sola

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Emma camina rápidamente hasta su casa, cierra la puerta tras ella y suspira cuando se encuentra sola. Deja su mochila en el sofá, y camina hasta la cocina, no ve a su madre, no lo tenía en sus planes, estar sola deambulando por la casa le genera inseguridad, aunque sabe que es porque ha visto demasiadas películas de terror.

De pronto el teléfono que está pegado a la pared suena, ella se sobresalta, y camina hasta la sala de estar, coge el teléfono color rosa, lo hace con cuidado, y lo lleva hasta su oreja. Una voz de hombre está detrás de la línea.

—¿Ophelia?—pregunta.

—Habla Emma...— la chica responde llena de dudas, es la voz de un hombre adulto, no es un adolescente. La llamada se corta, entonces la chica no comprende qué es lo que acaba de pasar— Hola, ¿Hay alguien?—pregunta, mira el teléfono y lo vuelve a dejar donde mismo. Su madre llega en ese instante, deja las bolsas del supermercado en el piso y camina donde su hija, le arrebata el teléfono de las manos.

—Te dije que no lo hicieras, te dije que no quiero que contestes las llamadas, yo puedo hacerme cargo de eso— la mujer la mira con enfado.

—Es sólo una llamada, preguntaban por ti— Emma responde sin comprenderlo bien.

—Sólo hazme caso, no lo vuelvas a hacer. No es algo que sea de tu incumbencia, es sólo eso— Emma ve cómo su madre quita el enchufe del teléfono de la casa. Ella no quiere más dramas, entonces va hasta su cuarto.

—Iré a la iglesia en una hora más, ¿vienes conmigo?— pregunta.

—No, tengo cosas que hacer— responde sin mirarla a los ojos. Emma a veces se siente muy sola, cree que su madre ha perdido la cabeza, le gustaría poder confesarle acerca de cómo se siente, le gustaría poder hablarle sobre Eddie, y cómo un chico que se ve aparentemente malo, es quien se roba sus suspiros.

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El chico juguetea con sus brazaletes, lleva una playera Anthrax, sus rizos caen por su espalda y se mueven con el poco viento que circula por ahí.

— No sé cómo sentirme al respecto...—se sienta en una banca. James lo mira atento, sabe que su amigo debe decirle algo.

—Sólo dilo y ya— él le sonríe.

—James, no me siento orgulloso, te considero mi amigo, pese a las diferencias que tenemos, pese a que distamos de ser similares—cierra sus ojos y viene el vómito verbal—Me acosté con Betty.

Se produce un silencio incómodo entre los dos, aquello no estaba en los planes de James, no sabe cómo sentirse, y no se siente particularmente traicionado. Es sólo que no se lo veía venir, no se lo esperaba con Eddie.

—Bueno, no sé qué decirte. Creo que fui un tonto porque la dejé ir, la engañé y ella está en el derecho de hacer su vida— rasca su nuca—Y eres mi amigo, creo que puedo separar las cosas.

sorry, I'm late sweetheartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora