Emma Sheridan, una chica particular, brillante y a la vez extraña, probablemente una romántica empedernida. De sus ojos no desaparece Eddie Munson, el típico metalero de escuela americana, con parches de bandas como Metallica y Iron Maiden en todas...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
See you soon de Coldplay suena de fondo, Eddie conduce, es de noche y están llegando a la ciudad. Es sábado, han decidido viajar un día antes de volver a la universidad y así aprovechar el domingo para arreglar sus cosas y ponerse al día. El ambiente es algo melancólico, Eddie lo sabe, lo siente, Emma mira por la ventana, los árboles pierden su forma y se sólo parecen ser una tira verde, difusa, interminable.
—Sé que estás triste por dejar nuevamente tu casa, sé que extrañas todo, pese a las cosas malas—Eddie acaricia el muslo de Emma.
—Siempre es lo mismo, me quedo con la pésima sensación, pero ya pasará el tiempo— la chica sonríe al ver los dedos de Eddie masajeando la tela de sus vaqueros.
—El lunes no tengo clases, puedo pasar por ti—la mira de reojo—podemos salir a comer algo, no lo sé, nos haría bien un momento para los dos, ya sabes, salir, es divertido cuando hacemos cosas juntos .Y por favor, que esta vez no se sume Brian.
—Oh, vamos, no creo que lo digas porque estás celoso— Emma se ríe.
—Hey, conozco a los hombres, sé que ese tipo te mira con otros ojos.
—Fue el primero que se acercó a mí, porque claro, nos vimos antes y es del pueblo. Claramente no iba a fingir no haberlo visto jamás en la vida—Emma cree que es gracioso que Eddie se ponga celoso de su único amigo real que ha tenido, sin contarlo a él, en esas primeras semanas donde sólo se hablaban como amigos.
—Bueno, no quiero sonar como un celoso—Eddie sigue conduciendo—Confío en ti—Emma sonríe.
—Te amo—lo dice con una sonrisa. Ella sabe, lo ve como una tonta, se queda sonriendo como una idiota, reconoce que está incluso más enamorada que en sus años de escuela, y no puede creer cómo es que ha logrado crear una relación tan sólida y basada en la confianza. Eddie ama sentir la compañía de Emma, y cree, de que, la vida universitaria ha sido más amigable con ella que con él, ahora en su tercer año, se siente algo abrumado y fuera de lugar, probablemente sea el peso por querer demostrar ser quien no es frente a sus padres. Eddie optó por el camino de ser como sus hermanos Edmund y Edgard, aún sabiendo de que no tienen nada en común—Será un mejor año, en serio— la chica le sonríe, ella es testigo de sus noches de insomnio, de sus noches interminables de estudio.
—Mis hermanos quieren ir a vernos, ¿pueden? —pregunta el chico.
—Claro que pueden.
—Sólo quería asegurarme de que no estés cansada, si prefieres dormir entonces nos quedamos en el cuarto viendo películas— se miran con complicidad, ella apoya su cabeza en el asiento.
—Me agradan tus hermanos, aunque digas que son unos tontos. Los amas— Emma observa su cabello largo y sus manos con tatuajes. Cree que todo en él la vuelve como una completa desquiciada, se siente orgullosa de haber conseguido al chico, aunque jamás lo ha visto como un premio o como un simple objeto, un adorno al cual lucir por lo novedoso y hermoso que podría resultar.
