— Voy a esperarte en el sofá— Eddie tiembla, está nervioso como jamás en su vida lo ha estado.
Emma tiene tres cajas en sus manos, sabe que puede haber un error en el primer intento. Ella lo mira con detención, Eddie apenas habla. Camina de un lado para otro, rasca su cabello, cierra sus ojos, sólo quiere que los resultados sean alentadores, Emma sabe que estar embarazada sería una catástrofe para ella, no sólo por la parte económica, sino por la relación con su madre.
¿Podría haber algo más vergonzoso para Ophelia que su hija embarazada?
—Okay, entraré— Emma camina hasta el baño. Eddie ve su marcha, él sólo se sienta en el sofá, ha tenido la sospecha días anteriores, conoce a Emma como a nadie, pero hasta el último momento se aferró a la esperanza de que pudiera ser cualquier cosa. Chewy da vueltas por el apartamento, ese es el tipo de hijo que ellos querían, no uno real, no un niño.
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Con ambas manos sostiene el test, está temblorosa, sus ojos están llorosos. No es el primero, agotó las tres vidas. ¿Acaso las malas noticias siempre la prefieren a ella? sus piernas delgadas parecen estar al borde de desvanecerse y caer a la cerámica del baño. Apenas puede caminar, apenas puede espetar algo, su mente sólo piensa en lo que acaba de pasar. Eddie está sentado en el sofá con sus manos en el rostro, sus piernas hacen un movimiento que no cesa, nunca se come las uñas, pero ahora lo hace, entonces escucha la puerta del baño cerrarse y dirige su vista hacia Emma.
— ¿Emm?— es lo único que atina a decir.
—Está positivo, estoy embarazada— la chica lo dice en un hilo de voz. Le entrega los tres test de embarazo, Eddie los coge con sus ojos redondos, brillantes y marrones. Se sienta a su lado, suspira, y se larga a llorar. Eddie por su parte, se queda congelado ¿Qué viene ahora? ¿Qué cosa podría pasar después? Parece un accidente de tránsito en un camino largo y despejado, ninguno de las dos habla, Emma espera escuchar esa voz que está siempre para ella— Dime algo, Eddie.
Eddie se para del sofá, camina de un lado para otro, de su boca no sale ni el más mínimo sonido.
—No sé qué quieres que te diga.
—¿Qué vamos a hacer?— pregunta la chica.
— Emma, ¿Sabes lo que esto significa?
—Por favor, tengo miedo...— la chica habla en un susurro— Tengo mucho miedo. No sé qué hacer. Pero dime algo más....
— Lo siento, estoy en shock, esto no lo tenía en mis planes. Pensé que...
—¿Y crees que yo lo tenía? Nunca he contemplado la idea de ser madre, pero vamos, fuimos irresponsables una y mil veces, no podemos quejarnos.
—Sé perfectamente lo que hicimos mal, Emma. Pero de todas maneras, estoy muy arrepentido, no lo pensamos bien. ¿Dime qué haremos con un bebé?
—¿Crees que no lo pienso? ¿Crees que no me he atormentado con eso las últimas noches mientras dormías? — Eddie se queda en silencio.
— Bueno, tú no quisiste decirme lo que te pasaba ¿cómo iba a saberlo?— Eddie la mira a los ojos. Emma sólo los cierra, por sus mejillas corren lágrimas, el corazón de Eddie jamás ha estado tan inquieto. Vuelve al sofá, se sienta a su lado nuevamente— Tenemos que hacer algo.
—¿Qué quieres decir con eso?— pregunta la chica.
—Claramente ser padres es lo peor que nos pudo haber pasado en estos momentos ¿Lo sabes, verdad?— Eddie pregunta—Tendré que dejar la universidad, tendré que trabajar y hacerme cargo de esto.
— No lo digas de esa manera— Emma lo dice entre lágrimas—No seas tan cruel. No tiene por qué ser así.
— ¿Y de qué otra manera sería? — Eddie pregunta y Emma cree que la conversación de a poco, se transforma en una discusión— ¿Crees que quiero que mis padres cuiden al bebé? Porque es la única opción que tenemos, sabes bien que tu madre va a morirse cuando lo sepa.
—Lo sé, pero...creí que no reaccionarías de esta manera. Creí que me dirías algo diferente...
—¿Qué es lo que pretendes Emma? ¿Quieres que te diga que es una buena noticia cuando sabes que es lo peor que nos podría pasar? — Los ojos de Eddie jamás han sido tan hirientes para la chica. El llanto quiere aflorar nuevamente, no es sólo el hecho de estar embarazada, es el hecho de sentir que es el peor error de sus vidas, y aquel sentimiento le hace sentir una pésima persona— ¿Crees que seremos una familia de película? Cuando sólo somos dos universitarios que apenas saben cuidarse entre ellos, y además, tendremos que cuidar a un bebé, ¡Un bebé!— grita esto último. Emma se larga a llorar, sabe bien que es esa clase de chicas, cuando siente que todo se desmorona, sólo llora, es lo mejor que sabe hacer cuando entra en crisis. Jamás pensó que la verdad sería tan cruel para ella.
Eddie está molesto porque será padre, y ella sabe que aquello estaba dentro de las posibilidades, pero entro de su cabeza, aún estaba la esperanza de que esa noche pudieran dormir juntos, abrazados, analizando todas las maneras de cómo no morir en el intento.
Eddie camina hasta la habitación, Emma lo sigue, él coge su chaqueta.
— ¿Qué haces?— pregunta.
—Por favor, Emm. Necesito despejarme, dar una vuelta.
— ¿Vas a dejarme sola?—pregunta la chica.
—Sólo quiero pensar, enfriar mi mente y estar solo— Eddie coge su móvil.
— ¿En serio te irás?— la chica se cruza de brazos, sus ojos parecen haber pasado horas y horas al sol.
—Esto igual me afecta, dame un tiempo, dame unos minutos a solas.
—Si irás a contarle a los idiotas de tus amigos, entonces no vuelvas...— Emma pone todo de sí misma para no llorar, para sonar lo suficientemente convincente. Eddie mueve su cabeza.
—Fui claro cuando dije que quiero estar solo unos minutos— Eddie aclara para evitar los malos entendidos.
—Vale, haz lo que quieras— la chica entra al baño y cierra la puerta de un portazo, echa agua fría en su rostro hinchado de tanto llorar, evita verse al espejo e imaginar esa horrible imagen de ella con un bebé en su vientre.
Eddie se ve tentado a hablarle a través de la puerta, decirle que la ama, y que sólo necesita enfriar su cabeza, pero los pensamientos son demasiados, y todos fatídicos, entonces sólo sale de la habitación para después salir del apartamento. Una vez que Emma sabe que se ha quedado sola, camina hasta la cama y abraza un cojín para llorar desconsoladamente. No tiene idea de cómo poder afrontar un nuevo día donde todo es incierto. Tiene miedo de que las cosas con Eddie se vayan a la mierda, no quiere perderlo.
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sorry, I'm late sweetheart
FanfictionEmma Sheridan, una chica particular, brillante y a la vez extraña, probablemente una romántica empedernida. De sus ojos no desaparece Eddie Munson, el típico metalero de escuela americana, con parches de bandas como Metallica y Iron Maiden en todas...