Emma Sheridan, una chica particular, brillante y a la vez extraña, probablemente una romántica empedernida. De sus ojos no desaparece Eddie Munson, el típico metalero de escuela americana, con parches de bandas como Metallica y Iron Maiden en todas...
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Emma le ha dicho a su madre que irá a casa de Betty Flannagan a hacer un trabajo de ciencias, Ophelia sabe que su hija está más que distanciada de Inez, no le resulta para nada descabellado el que vaya a casa de esa tal Betty, tampoco le cuestiona acerca de, por estos días ha estado algo estresada con las preguntas de Emma. Su ex esposo, ha llamado esta mañana, y Ophelia como siempre, le ha dicho que no acerque a ellas.
Eddie y Emma caminan desde la escuela hasta su casa, ella quisiera ir por algo más, y no piensa en tener sexo con él, sino en el hecho ir hasta a su casa para charlar, para mirarlo, para reírse y poder demostrarle que ella tiene miles de cualidades que podrían hacerlo feliz, pero muy dentro de Emma, sabe que a veces puede ser una obsesión, y que no es sano, vivir por la esperanza de que Eddie pose sus ojos en ella.
—Emma...—se voltea a verlo, ella siempre podría voltearse para verlo sólo a él, no hay otra sonrisa u otros ojos que pudieran importarle más que los de Eddie.
<<Estoy aquí Eddie, mírame, nótame, soy lo más divertido que puedes encontrar en este lugar>>—piensa ella, no se siente demasiado empoderada al sentir algo así, viviendo por esperar el amor de un chico, pero él no es uno de esos malos. Eddie nunca ha estado buscando una novia, eso bien lo sabe Emma, Eddie no tiene fama de ser un mujeriego, aunque muchas chicas han afirmado haber tenido un affaire con él.
—Eddie...—responde ella, cree que se ve hermoso con esa simple playera roja, su cabello alborotado, suplicando para que ella pueda hundir sus dedos en él. Cuando lo ve, piensa en el verano, como una película de amor, ella cree que podrían ir a la playa, tumbarse en la arena, entonces le gustaría ver cómo sus ojos se tornan con el sol, y besaría toda la piel que cubre su rostro.
—¿Alguna vez has estado enamorada de alguien que apenas te ve? — hace la pregunta, Emma tiene mil maneras de responderla, pero opta por la mentira.
—No, es decir, nunca he estado enamorada—Miente, lo ama a él, sólo a él. No puede evitar abrazar sus propios brazos, mirar al piso, ponerse nerviosa, Eddie la mira de reojo, no le cree demasiado, aunque también sabe que hace un par de semanas han comenzado a interactuar, ella probablemente no tendría la confianza para revelar un secreto tan íntimo—¿Por qué la pregunta? — lo mira a los ojos, Eddie rasca su nuca, ella ve sus tatuajes, ruega por tener esos brazos sobre ella.
—Bueno, no lo sé, supongo que esto es algo que jamás podría hablarlo con los chicos, menos con James— muerde su labio inferior—Creo que tú podrías dar una opinión sincera.
Emma sabe que Eddie está por otra, quiere morirse ahí mismo.
—Resulta de que, bueno...— Eddie no sabe cómo partir—Seré sincero contigo, creo que eres buena con los secretos.
<<Claro que soy buena con los secretos, TE AMO EN SECRETO>>—piensa ella.
—Sólo dilo, no tienes que estar nervioso—Emma siente que su corazón se escapa de su pecho, odia pensar en que Eddie ama a otra, pero también sabe que así es la vida, y que no puede hacer nada al respecto.
