Emma Sheridan, una chica particular, brillante y a la vez extraña, probablemente una romántica empedernida. De sus ojos no desaparece Eddie Munson, el típico metalero de escuela americana, con parches de bandas como Metallica y Iron Maiden en todas...
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Las semanas transcurren de manera normal, después de algunos días algo turbulentos, han podido volver a la calma. Tanto Eddie como Emma han tenido semanas algo estresantes, entre medio de exámenes y trabajos para la universidad.
Ella llega antes, deja su bolso en el sofá, ha sido un día extraño, no sabe exactamente por qué. Una vez que llega al cuarto, se acurruca al lado de Chewy, el nuevo integrante, Eddie lo consiguió por medio de su hermano Edmund, es un Golden Retriever cachorro, y aunque al principio no estaban realmente seguros de si adoptar a un perrito, lo pensaron bien, y decidieron que podría ser una buena idea, han pasado dos meses desde aquella buena elección.
—¿Extrañaste a mamá?—dice la chica mirando al pequeño animal— Papá ya viene— en su mente suena muy ridículo, pero en parte ha sido su sueño. Chewy sólo la observa con sus ojos color caramelo, y sigue durmiendo.
Emma se para de la cama, camina hasta el baño y se sienta en el water, sus piernas se mueven de manera incesante, revisa la tela de sus bragas, pero no se alarma, sabe que mientras más lo piensa ,es peor. No ha podido orinar, sólo ha ido a sentarse con la esperanza de encontrarse alguna sorpresa, sube sus vaqueros y bebe agua para después mirarse al espejo. No es la primera vez que sucede.
No se lo ha dicho a Eddie porque sabe que es sólo una tontería, quedan un par de semanas para el nuevo receso, y de momento, sólo piensa en acabar bien con sus trabajos para volver a casa a descansar.
Es viernes, es de noche y está lloviendo, Emma bebe café mientras ve un capítulo de Bob Esponja en la tele, sus pies están en el sofá, ha encendido un incienso de lavanda, espera que Eddie toque la puerta, y no pasan demasiados minutos hasta que el chico llega. Emma se para de inmediato y camina en su encuentro, ella lo abraza, y Eddie también lo hace, acaricia su cintura y le da un beso inocente en los labios.
— Creí que llegarías más tarde— Emma acaricia su cabello, le sonríe, Eddie lo hace de vuelta, ella sabe que así se siente el amor. Aunque últimamente ha estado con un profundo miedo de arruinar lo hermoso que han construido, y como ese amor casi infantil, podría verse corrompido por la adultez y lo duro de la vida.
—Preferí llegar un poco más temprano, estoy algo cansado— bosteza— Y tengo algo de hambre, pedí pizzas, creo que deben estar por llegar. Por cierto ¿Chewy?
—Está durmiendo— Emma apunta a la puerta. Juega con sus manos, mientras Eddie camina hasta el cuarto.
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— ¿No vas a comer?— Pregunta Eddie. Emma niega con la cabeza.
—No tengo hambre— dice la chica.
— Vamos, es Pizza, siempre comes— Eddie lo dice como si fuera lo más gracioso del mundo. Coge un triángulo y lo choca con suavidad contra los labios de la chica— Abre la boca Emma Ophelia Sheridan— Eddie imita un tono maternal— Hey, en dos semanas más volvemos a casa, tu madre va a cortar mil bolas si vuelves en estado de desnutrición, llevas un buen par de días comiendo poco. Piensas que me haces tonto, pero si me fijo.
