Emma Sheridan, una chica particular, brillante y a la vez extraña, probablemente una romántica empedernida. De sus ojos no desaparece Eddie Munson, el típico metalero de escuela americana, con parches de bandas como Metallica y Iron Maiden en todas...
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— Nunca he ido a una— Emma responde entre risas.
—Oye, sé que los chicos son algo intensos, y bueno, son diferentes, pero estoy seguro de que vas a agradarles— Eddie toma la mano de Emma— Además, ellos ya te conocen, a lo lejos, pero te conocen. Sólo tienen que hablar un poco más.
—Tranquilo— Emma se aferra a la chaqueta del chico— No debes preocuparte. Iré y estaré contigo— ella le sonríe.
— Sé que no son los más agradables, pero te juro que...
— Hey, si son tus amigos, los respeto— Emma juega con el cabello de Eddie, le da un beso en los labios, es suave, es delicado.
— Te amo, en serio. Para mí es importante que te sientas a gusto con las personas que comparto. Si ellos no te gustan, entonces te comprendo.
— Y si así fuera, son tus elecciones, y yo no tengo por qué alejarte de las personas con las cuales quieres estar— la chica lo dice mirándolo a los ojos— ¿Está bien?
— Lo sé— asiente con la cabeza.
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Toman un taxi hasta llegar a la famosa tocata, siempre venden alcohol, y por lo mismo es que prefiere no conducir cuando sale de noche. Una vez se bajan, ve a Alfie y Daisy, quienes los esperan. Los amigos de Eddie creen que su amigo y Emma no tienen nada en común, aunque claro, no son quienes para decirle algo al chico. Ellos respetan el que son novios desde la escuela, aunque en el fondo, les gustaría poder descubrir a ese Eddie soltero y libre. Desde que lo conocen, sólo saben de su versión más cuadrada posible.
Emma sabe que no es del completo agrado de los amigos de su novio, pero ella sabe su lugar en la vida del chico, aunque a veces, teme que puedan aconsejarlo para mal, que quizás, quieran mostrarle la vida de esa manera que Eddie no ve desde hace dos años.
— Hola chicos— Eddie le estrecha la mano a Daisy y Alfie.
— Hola Eddie, creímos que ya no vendrías— dice Alfie.
— Y por lo visto trajiste a tu chica— Daisy mira a Emma de pies a cabeza. Emma luce como una chica aparentemente dulce. Mientras que Daisy, viste algo más oscura, probablemente con más personalidad, sus ojos tienen un delineado perfecto, y sus labios son hermosamente rojos. Emma sólo tiene puesto un labial transparente, y brillitos rosados en los ojos.
— Sí, bueno, ya la han visto. Emma, ellos son mis amigos— Eddie toma su mano en todo momento.
— Hola chicos— la chica les sonríe.
— Wow, hasta que conocemos a tu esposa— Alfie se ríe, y Daisy no puede evitar lanzar una carcajada.
— Sí, claro. Emma no les hagas caso— Eddie mira a su chica a los ojos, se aferra más a ella, y caminan detrás de sus amigos.
— Está bien, no son malos— dice ella, sólo para que él pueda escucharla. Eddie se ríe, abraza a Emma de sorpresa y muerde el lóbulo de su oreja, lo hace de manera suave, en ningún caso quisiera hacerle daño.
