Emma Sheridan, una chica particular, brillante y a la vez extraña, probablemente una romántica empedernida. De sus ojos no desaparece Eddie Munson, el típico metalero de escuela americana, con parches de bandas como Metallica y Iron Maiden en todas...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Emma abre la puerta del apartamento, ha pasado el fin de semana en casa de su madre , Eddie se ha quedado solo en el apartamento, sin aceptar la compañía de sus amigos. La chica deja su bolso en el sofá, está lista para comenzar otra semana, aunque debe reconocer que ese ambiente con Eddie no es el mejor para ella, extraña las risas, y las caricias, extraña los chistes y las bromas entre los dos, lo hizo el fin de semana entero, a pesar de ver a su madre.
La chica camina hasta el cuarto, Eddie sabe que ella ha llegado, el sonido de la puerta la delata, incluso sonríe porque ya no está solo en casa, su chica ha vuelto. Una vez que Emma abre la puerta, lo ve sentado en la orilla de la cama, él suspira y ella se contiene de correr a abrazarlo.
—Te extrañé—Emma guarda silencio—¿No vas a decirme nada?
—No sé qué quieres que te diga.
—Hey, odio estar así contigo. Ya, basta Emma. Perdón— Eddie intenta tomar sus manos, pero la chica se zafa de su agarre.
—No se trata de que me pidas perdón, se trata de que me des el lugar que merezco. Se trata de que dejes que Daisy meta su lengua donde no le corresponde. No somos amigas, ella no sabe absolutamente nada de mí. Sé que no quieres sonar grosero con ellos, pero ponte en mi lugar.
—Oye, lo hago. Eres lo más importante en mi vida.
—No lo sé Eddie, ¿Y qué pasa si es que realmente te hace bien estar solo? — Emma se apoya en la pared, sus manos están detrás de ella, y Eddie se inclina encima de ella, dejándola prisionera, sus ojos se encuentran en una mirada que parece cortarse con la tensión que entre los dos existe. Nunca han peleado realmente, sólo tienen algunas discusiones por cosas tontas.
—No digas eso— toca su barbilla—Eres mi novia, te amo y estás por sobre ellos. Es sólo que no quiero discusiones, no quiero debates con ellos.
—Sólo te pido que me defiendas. Te amo, y por eso me molesta.
—Claro, y no quiero que eso cambie— el chico le roba un cálido beso de los labios—No tenerte este fin de semana fue una tortura, estuve solo y pensé mucho en ti—sonríe de una manera casi maliciosa, Emma no puede evitar sonreír de vuelta, entonces acepta los labios de Eddie en los suyos—Ya no quiero más discusiones entre nosotros.
—Vale, pero sabes que esto no sólo depende de mí.
—Lo sé, creo que tienes la razón. Me siento horrible por no darte la seguridad que necesitas.
—No se trata de necesitarla. Sólo creo que ellos se burlan de mí— Emma lo abraza—Pero bueno, creo que no vale la pena molestarme contigo— la chica le roba un beso de los labios. Eddie la toma de la cintura y se acerca a su oído— ¿Por qué no vamos a la cama? —espera la respuesta de su novia. Emma sólo sonríe, y acepta la mano de Eddie.
— Primero necesito una ducha—la chica camina hasta la cama y se quita las zapatillas. Eddie revisa su móvil mientras se recuesta. El problema se ha resuelto, y creen que sólo les hace falta algo más de comunicación, Eddie sabe que es su deber cuidar de la chica cuando sus amigos comiencen con los comentarios de siempre.
