Emma Sheridan, una chica particular, brillante y a la vez extraña, probablemente una romántica empedernida. De sus ojos no desaparece Eddie Munson, el típico metalero de escuela americana, con parches de bandas como Metallica y Iron Maiden en todas...
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Es otra nueva semana, Emma camina en dirección a la sala de química, lleva un cárdigan, vaqueros y una playera más grande que su cuerpo. Ella sabe que nada malo hay en su manera de ser, pero, de todos modos, siente las miradas de los chicos de la escuela. Inez la está viendo desde su lugar, le sonríe, le gusta que ella se sienta nerviosa y fuera de lugar en su misma escuela.
Emma no puede ocultar la tristeza que siente, una vez cierra su casillero, ve a Eddie llegar junto a Betty, y por su cabeza pasan los peores escenarios. <<Han pasado la noche del domingo, juntos y ahora llegan como si nada>> Aquel escenario se repite en su cabeza una y otra vez. Entonces Inez la acecha desde su lugar, ve a Emma desmoronándose, y sabe que es por Eddie. Eddie por su parte, se ha topado a Betty de camino a la escuela, ellos se han puesto a charlar para hacer el camino más corto, han tenido una conversación algo extraña.
—Es muy raro verte ahora, no voy a mentirte— le dice Betty, mientras se quita los audífonos.
—¿No te molesta si esto lo hablo con James? — Eddie no es un chico demasiado listo cuando de temas amorosos de trata. Sabe tocar a la perfección el solo de Tornado of Souls de Megadeth, se siente como Marty Friedman cuando cierra sus ojos y se imagina tocando para un público entero.
—¿Por qué lo hablarías con él?—pregunta Betty.
—Porque somos amigos...
—Pero él me engañó, lo sabes, no le debes lealtad—Betty se apoya sobre la pared. Eddie se queda viéndola, mira por todos lados, busca a Emma, sabe que, si ella los viera, pensaría cosas que no son.
—Betty, cuando pasó todo esto con Augustine, te prometo que lo hablé con James, pero lo que él haga con su vida, es aparte de la mía. Yo no soy de esos con cosas a escondidas, y puedo comprender de que James te engañó, pero somos amigos, después de todo, y aunque ya no lo fuéramos, igual lo haría, soy transparente—Betty pone sus ojos en blanco, pero puede comprenderlo.
—Vale, de todos modos, no vivo de su maldita opinión—Betty sigue su camino, Eddie igual. Emma está al final del pasillo, entonces se encuentran en una mirada, aunque la chica, prefiere abrazar sus libros e irse al baño, entonces Inez, quien observa son atención la novela de Eddie y Emma, va hasta el baño.
La chica se mira al espejo, sabe que sufre porque es una tonta, a veces parece que incluso su corazón le duele, le cuesta respirar, no comprende en qué momento, amar a Eddie, ha pasado de ser un sueño a ser un infierno.
La chica seca sus lágrimas rápidamente cuando ve entrar a Inez al baño. Quiere salir, pero la chica la detiene con una suave caricia.
—Déjame...quiero salir.
—Te conozco, te vi , viste a Eddie llegar junto a Betty y viniste a encerrarte. Sé que me odias porque crees que soy una mala amiga, pero también, soy quien mejor te conoce en esta escuela. Y sé que ahora pasas de mí porque se sientes muy protegida al lado de Eddie. ¿Pero a qué costo, Emma?—Inez acaricia su rostro. Emma no quiere llorar.
