Emma Sheridan, una chica particular, brillante y a la vez extraña, probablemente una romántica empedernida. De sus ojos no desaparece Eddie Munson, el típico metalero de escuela americana, con parches de bandas como Metallica y Iron Maiden en todas...
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El final de la fiesta deja a Emma en un estado alterado, con las luces tenues parpadeando en la oscuridad de su apartamento. El sonido distante de la música persiste, pero la desinhibición se apodera de Emma, habiendo bebido más de la cuenta, se encuentra en un estado de euforia y valentía momentánea. Con el teléfono en la mano, Emma decide escribir mensajes sugerentes a Eddie, expresando sus deseos y provocando la chispa del romance que compartieron una vez. Las palabras fluyen con una mezcla de nostalgia, pasión y cierta dosis de atrevimiento. En su mente, revivir esos momentos es algo que le da aliento.
Mientras tanto, Eddie, en su propio espacio, recibe los mensajes con sorpresa y emoción, aunque le genera extrañeza, Emma sólo es atrevida en los momentos íntimos, con él, en sus narices, respirando el mismo aire. Su corazón late más rápido al leer las líneas que resucitan recuerdos compartidos y en las cosas que ha estado pensando últimamente.
''Te extraño'
''Algo tiene esta noche, pero he pensado mucho en ti. ¿Por qué no nos vemos?. No tienen por qué saberlo los demás''
Los ojos de Eddie se iluminan al ver los mensajes de Emma, es algo que no tenía dentro de sus planes, pero cualquier insinuación de Emma hacia él, le parece como un milagro. Decide de inmediato aceptar la invitación implícita en los mensajes de Emma. La emoción ilumina su rostro, y con un toque de entusiasmo, se prepara para ir a revivir el amor que una vez compartieron, lo reviviría una y mil veces más.
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Inez, observando a Emma pegada a su teléfono mientras está visiblemente ebria, siente una mezcla de preocupación y curiosidad. Sus ojos siguen los movimientos de Emma en la pantalla del teléfono. En ese momento, Inez se acerca con cautela, consciente de la vulnerabilidad de su amiga en ese estado. Ve el mensaje subido de tono que Emma está a punto de enviar y decide intervenir antes de que sea demasiado tarde.
—Emma, ¿estás segura de que deberías enviar eso?— Emma, con la mirada vidriosa y un atisbo de desinhibición, titubea antes de borrar el mensaje.
—Tal vez... No sé— se siente algo avergonzada— Antes de que Emma pueda tomar una decisión clara, Inez, aprovechando el momento, le quita su teléfono suavemente, pero con determinación.
— Creo que es mejor si dejas el teléfono por un rato. No queremos tomar decisiones impulsivas, ¿verdad?— abre sus ojos, la asiente de manera indecisa. Inez toma la iniciativa de alejar a Emma de un nuevo encuentro sexual con Eddie. La chica niega con su cabeza — Vamos, Emma. Quizás necesitas un poco de aire fresco—Inez guía a Emma hacia otro lugar, dejando atrás el teléfono por un momento. Ambas salen y Emma enciende un cigarrillo, sus manos tiemblan, y el labial rojo queda impregnado en el filtro del cigarrillo.
—Inez, ¿dónde está mi teléfono? Necesito enviarle un mensaje a Eddie— Inez, sintiéndose incómoda al ocultar la verdad, decide mentir para mantener a Emma alejada del teléfono.
