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Eddie y Emma han vuelto a su apartamento, han planeado llegar el fin de semana antes de entrar a la universidad nuevamente

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Eddie y Emma han vuelto a su apartamento, han planeado llegar el fin de semana antes de entrar a la universidad nuevamente. Ahora las cosas son diferentes, el relajo de haber soltado aquel secreto y ser aceptados por el padre de la chica, parece haber generado un cambio positivo.  Edmund y Edgard también lo saben, y a pesar de todo, están felices por aquella noticia. 

Han decidido hacer una reunión con sus amigos aquella noche de día viernes, Eddie ha cedido ante de los mensajes de Daisy y Alfie, quienes se han empeñado en intentar seguir con aquella amistad. 

—No me hago problema. Sabes que no tengo ánimos de seguir en una constante pelea— la chica se aferra al cuello de Eddie.

— Alfie y Daisy saben que no tienen nada más que hacer. No los dejaré entrar a la vida del bebé si así lo quieres— el chico le sonríe— Tú y el bebé lo más importante que tengo.

—Oye, así como aceptaste nuevamente a Inez, también tengo la capacidad de aceptar a los tuyos. Somos los dos, estamos remando para un mismo lado.

—Estoy feliz de que las cosas estén más tranquilas. Lo de tu madre me generaba mucho estrés— Eddie hace la confesión. Puede notar los gestos de Emma, sabe que en el fondo le afecta, pero tiene la esperanza de que en algún punto su corazón se ablande y una vez el bebé nazca, entonces ella podría llegar a conocerlo.

—Si sé, pero ya no pensemos en ella— la chica suspira, cuando piensa en su madre siente cómo su estómago se retuerce.

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Alfie y Daisy son los primeros en entrar, lo han hablado antes de ir donde Eddie y Emma.

—Te pido por favor que seas amable. Eddie está de su lado, nos guste o no— dice el chico— Y para bien o para mal, Emma  está esperando un hijo de nuestro amigo.

—Tranquilo Alfie, sabes que no soy tan mala. Lo comprendo a la perfección— dice la chica con sus ojos en blanco, él la toma bruscamente del brazo y la voltea.

—Te hablo en serio. Ya basta, ya pasó. Yo no sé qué tan auténtica sea tu amistad hacia Eddie, pero en serio es mi amigo. Creo que sólo nos queda apoyarlo y dejar de ser unos tontos. A veces creo que estás enamorada de él y por eso actúas de esa manera—Daisy esquiva la mirada de Alfie— Te hablo en serio. Nosotros lo conocimos con esa chica, y debemos respetar esa relación.

—No eres mi padre, no vas a decirme cómo es que debo actuar— la chica lo apunta con el dedo— Y descuida, que seré amable. Lo tengo más que claro, Eddie y Emma no tienen fecha de vencimiento, de momento.

{...}

El cachorro da vueltas en el apartamento hasta que decide echarse en la cama de Emma y Eddie, están en la habitación, él deja besos en el cuello de la chica, se ríen como si fueran una pareja de novios adolescentes.

El timbre suena y son ellos, entran saludando a Eddie y después ven a Emma, Alfie la saluda agradablemente, y ella responde a esa afectuosidad, cuando Emma mira a Eddie, le causa alegría verlo tan feliz mientras ella está llena de dudas, sabe que Eddie podría ser el padre perfecto, y a pesar de su mal presentimiento, se deja llevar por todos esos planes idílicos que Eddie suele susurrar en su oído, él la llena de esperanzas, a veces cree que los roles se han invertido, ella no es la misma de antes, y él tampoco. Emma es el lugar seguro de Eddie, es aquello que ella siempre deseó ser, pero probablemente ahora sea en momento incorrecto.

—¿Qué tal, Emma? —pregunta Daisy—¿Cómo va el bebé? por cierto, te traje un regalo—la chica saca de su cartera una bolsa y se la entrega—Quiero que empecemos bien.

—Oh, muchas gracias— dice Emma aceptando la bolsa y sacando una cadena con una piedra negra.

—Es un Onix, es para absorber las malas energías y que se transformen en buenas. No has tenido tiempos muy buenos, supongo que te hace falta algo más de protección—dice la chica.

—Oh, gracias. Qué considerada eres— Emma le sonríe, algo en ella le resulta tan extraño y tan incógnito, pero por Eddie podría hacer el esfuerzo. Deja que la misma Daisy le ponga el collar en el cuello, Eddie las ve compartiendo juntas y se siente algo más tranquilo.

— ¿Cómo les fue?— pregunta Alfie mientras bebe una cerveza.

—Mi familia lo tomó bien— Eddie da un sorbo a la botella—Lo complicado es la madre de Emma. Pero a pesar de eso, creo que las cosas ya están bien.

—Oye, en serio. Gracias por volver a aceptarnos. Te juro que ahora quiero ir bien con ella, jamás tuve algo en contra de Emma. Y respeto mucho el que quieras tener a ese bebé.

—Oye, no te preocupes, podemos olvidarlo todo. Para mí es importante tenerlos de mi lado, son mis amigos, y Emma es mi chica, y será la mamá de mi hijo— sonríe de manera inconsciente, tiene las expectativas demasiado altas, jamás en la vida ha estado cercano a la paternidad, y se ha aferrado a la primera oportunidad de ser padre, en su mente, imagina demasiadas cosas divertidas para hacer con su hijo o hija, no se los dice a Emma, pero sabe que las hará algún día.

Emma y Daisy llegan donde Eddie y Alfie, se sientan en el sofá y hablan acerca del receso y las cosas que han hecho, Eddie les cuenta sobre la estadía en casa de sus padres y donde el padre de Emma, lo dice emocionado, y a veces toma la mano de la chica, Daisy nota aquello, nota aquella cercanía y pareciera que ese embarazo los ha unido aún más, contra todo pronóstico.

{...}

Emma duerme con una playera de Eddie, ella se aferra a él, abraza su torso desnudo, siente el calor de su cuerpo en sus piernas, puede escuchar los latidos de su corazón, aquello le ayuda a estar tranquila en la noche, tienen planes para el sábado, quieren salir a dar un paseo. 

La chica se despierta en medio de la noche, a las tres de la mañana, siempre es a esa hora, o casi siempre, su frente está sudada, y lo primero que hace es llevar sus manos a su vientre, siente un dolor extraño, aquel dolor de todos los meses, aquel dolor que en algún momento extrañó, pero que ahora le parece espeluznante, levanta las sábanas y pega un grito cuando ve su entrepierna ensangrentada, al igual que las sábanas y la playera. 

—¡Eddie!— habla desesperada, él no despierta, pero ella lo mueve con desesperación.

— Emma...— se voltea adormecido, pero sus ojos se abren como dos platos cuando la ve parada al lado de la cama, con las manos en su vientre y sus piernas con sangre.

—Eddie, no sé que es lo que pasa— la chica lo mira con espanto, sus manos tienen sangre también—El bebé, Eddie. El bebé...— su voz parece desvanecerse.

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sorry, I'm late sweetheartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora