55 || negocios

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Narrador testigo

Domingo 22 de mayo de 2022, despacho de Mattia Binotto, Box de Ferrari, Circuit de Barcelona - Cataluña, España.
19:09 p.m.

Los dos caballeros, conocidos como Mattia Binotto, jefe de equipo de Ferrari, y Pedro Rivas, importante empresario español, entraron al despacho del primero después de una turbulenta carrera para La Scuderia.

—Entonces, ¿le interesa invertir en la marca? —preguntó Mattia Binotto mientras se encaminaba hacia su mesa temporal—. Como imaginará, yo no llevo esos asuntos, pero puedo pasarle el contacto de alguien que le ayudará con todo eso.

El magnate español se acercó a una de las sillas dispuestas para los invitados que pudiera tener el señor Binotto.

—¿Podría hacerlo de forma anónima?

Mattia miró con atención al hombre, que tomaba asiento en el sillón más cercano.

—¿Le interesaría hacerlo anónimamente? —Al preguntar aquello, Pedro Rivas le devolvió la mirada—. Perdone, pero teniendo a su hija en primera línea, pensé que ...

—Pensó mal —Pedro se desabrochó la chaqueta para estar más cómodo—. Si Helena descubre que la estoy beneficiando públicamente, es muy probable que vaya al registro y se quite mi apellido.

La sonrisa de Pedro Rivas era amable y decorosa, pero también ocultaba algo que Mattia Binotto no lograba discernir. Apenas se conocían. Era normal que se mostraran un tanto escépticos el uno con el otro.

El jefe de Ferrari se sentó, presidiendo el despacho.

—Una mujer de armas tomar, ¿eh? —dijo Mattia, refiriéndose a la hija de su acompañante.

—Sí. Se parece a mí en el carácter —admitió el contrario.

—Estará orgulloso de ella —comentó.

Binotto cruzó ambos brazos y analizó los gestos del hombre, que parecía sentir una agridulce sensación al pensar en su hija mayor.

—Estaría orgulloso de ella si me hubiera escuchado alguna vez en su vida —declaró, contundente.

—¿No tiene una buena relación con Lena? —Se interesó por la situación familiar del padre de familia.

—Nos parecemos en muchas cosas —concedió Pedro—, pero hay muchas más que nos separan —Concluyó, claramente apesadumbrado por esa distancia que existía entre él y su hija, Helena. Se relamió los labios y continuó hablando—. ¿Sabe que está saliendo con su piloto?

Aquella información dejó boquiabierto a Mattia Binotto. Necesitó unos segundos para inclinarse sobre la mesa y clavar sus ojos en el invitado tan peculiar y lleno de sorpresas que había acogido en su casa, en Ferrari.

—¿Qué? —Frunció el ceño, incrédulo—. ¿Con Carlos?

—No —negó—. Con el monegasco.

Por el semblante de Mattia, cualquiera se habría percatado de que no tenía ni la menor idea de que su piloto estrella estuviera en una relación amorosa con la nueva ingeniera del equipo. Una marea de emociones contradictorias perturbó su gesto, como si no le agradara que esos chicos tuviesen algo sentimental.

—Primera noticia, la verdad ... —dijo, meditando al respecto—. ¿Está usted seguro? ¿Ha hablado con ella sobre eso? —Su insistencia se debía a la incredulidad.

—No directamente. Conozco a mi hija y, bueno, incluso si no la conociera tanto, él ya me lo ha confirmado —Esbozó una tétrica sonrisa—. Tuvimos una pequeña discusión antes, después de su DNF —Aclaró sobre su encuentro con Charles Leclerc.

fortuna » charles leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora