69 || reward

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Helena Rivas Silva

A la mañana siguiente, me levanté con unas ganas terribles de ver al equipo y comenzar con el fin de semana en Montreal. Se rumoreaba que el domingo podría llover, pero ni siquiera esa amenaza me quitó la ilusión.

Con la idea de ver también a Charles, llegué temprano al circuito. No obstante, Mattia fue la primera persona con quien me crucé y me secuestró durante un rato para hablar de la rueda de prensa y, efectivamente, agradecerme por haber dado la cara de aquella manera. Esa charla me dio algunas esperanzas de que, antes de las vacaciones de verano, hubiera un contrato esperándome. Solo era una suposición. No había nada hablado, pero Binotto parecía predispuesto a ello.

Sobre las diez y cuarto de la mañana, me presenté por primera vez en el box. Justo después de atravesar los túneles, me tropecé con Xavi, que traía consigo algunos documentos. Al verme, abandonó su tarea.

—Hola, Lena —me saludó.

—Xavi —Me acerqué a él, ojeando el lugar—, ¿ha llegado ya?

No ubicaba a Charles por allí. Por las horas, debería de haber hecho su aparición estelar, así que no oculté mi urgencia por verlo y aguardé a que Xavi me diera alguna pista sobre su paradero.

—Sí, está con la prueba de asiento —me explicó. Yo miré el monoplaza. Andrea estaba de espaldas a mí y un par de fotógrafos capturaban el momento. Intenté avanzar, pero Xavi se aferró a mi brazo—. Por cierto, enhorabuena por lo de ayer. Estuviste genial en la rueda de prensa.

No había esperado un halago suyo porque a veces me daba la sensación de que no era santo de su devoción, como si sintiera que yo podía ser un peligro para la estabilidad de su trabajo. Me alegraba muchísimo que reconociera mis esfuerzos. Después de todo, estaba aprendiendo de él y de su experiencia y siempre es increíble que alguien con más trayectoria que tú alabe lo que has hecho.

—Muchas gracias —Le sonreí antes de que iniciara su marcha—. ¿Vas a la sala de reuniones? —Xavi asintió, aminorando el ritmo—. Espérame allí —le pedí y me giré, recibiendo las sonrisas de algunos mecánicos—. Buongiorno, ragazzi.

Andare! —gritó un desconocido al que reconocí poco después. Piero, uno de los mecánicos de Charles, señaló mi llegado al resto de nuestros compañeros—. È la nostra difensore ufficiale! —Esbozó una grata sonrisa—. Un applauso per lei! —exigió.

Todo el box se sumió en una ola de aplausos que me puso como un tomate. Un recibimiento tan caluroso no entraba en mis expectativas. Fue un bonito detalle por parte de los chicos que apenas logré agradecer adecuadamente. La timidez era un enemigo al que debía batir una y otra vez, pero no me importaba luchar contra ella si así les hacía partícipes de mi más sincero agradecimiento.

Algunos me felicitaron de tú a tú. Otros con los que tenía más trato se acercaron y me abrazaron. Unos cuantos silbatos y armaron más escándalo adrede, llamando la atención de invitados y trabajadores que paseaban frente al box de Ferrari.

En circunstancias diferentes, aquel despliegue de reconocimiento no habría sido de mi agrado, pero era importante para mí que todos ellos creyeran que mi trabajo había merecido la pena y disfruté de sus buenas palabras.

Grazie a tutti! —exclamé, ruborizada—. Dov'è il ferito? —le pregunté a Antoine, otro de los ingenieros.

Impossibile! —clamó alguien, aprovechando que el estruendo de los aplausos se desvanecía—. È la ragazza del giorno?!

Las indicaciones de Xavi y de Antoine me llevaron al SF-22. Andrea se apartó después de darme un sonoro beso en la mejilla a modo de saludo y de felicitación.

fortuna » charles leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora