Helena Silva
Al darle mi confirmación, Charles retrocedió. Su derrota era definitiva, así pues, me lanzó una rápida mirada que acabó con las escasas fuerzas que todavía tenía yo después de aquel baile de dos y de retiró del centro de la pista como un buen perdedor.
Aunque no hubiera fracasado, él se sentía de tal manera. Le conocía ya demasiado como para no fijarme en la sombra que adornaba sus despiertos ojos.
Carlos colocó sus manos en mi espalda, mucho más arriba que Charles, en una zona más apartada y segura, y no tuve más elección que olvidar al monegasco para concentrarme en mi otro piloto de carreras favorito. Esos dos chicos se habían ganado un buen pedazo de mi corazón, aunque de formas por motivos muy distintos.
En Carlos veía a un hermano mayor, alguien en quien confiar ciegamente si era necesario, mientras que Charles ... Charles era también digno de mi confianza, pero no pensaba en él como un buen amigo y me agobiaba que esa tensión aumentara por momentos.
—¿Estás bien? —Carlos me sacó de aquellas elucubraciones—. Pestañeabas tantas veces que parecías estar pidiendo auxilio —comentó, rebajando mis nervios en un simple segundo.
—Ah, eso —me reí un poco, avergonzada de que incluso él se hubiera percatado de mi inquietud—. Supongo que eran los nervios y las lentillas.
Mi respuesta era suficiente para contentarle, pero no se quedó ahí y apuntó al sitio exacto.
—¿Y con Charles? ¿Ningún problema? —dimos la vuelta suavemente.
Claro. Él ya lo sabía.
—¿Qué problema debería haber? —la ironía bañaba mi tono—. ¿Que me gusta cada día más? No es como si tuviera remedio o pudiera retroceder en el tiempo para evitarlo —dije, con cuidado de que la gente a nuestro alrededor no alcanzara a escuchar mi confesión.
Frenó el interrogatorio durante unos instantes en los que el jazz inundó mi abarrotada mente.
—¿Estás enamorada de él?
Esa pregunta. La maldita pregunta que me había hecho a todas horas desde que nos presentamos formalmente y que no estaba preparada para contestar a pesar de que todo lo que hablando compartido llevaba a un único final.
—No lo sé —palpé la rugosa tela de su chaqueta—. Nunca me he enamorado de nadie. Esto va más allá de mis conocimientos —le fui completamente sincera.
—¿Y por qué no quieres averiguarlo? —se interesó por ese rechazo al que recurría cuando Leclerc daba un paso hacia delante—. Es decir, Charles es un tío genial —su tierna aclaración me provocó una sonrisa—. Yo no me hago amigo de cualquiera.
Y era consciente de que Charles Leclerc encajaba conmigo pese a que, de cara al resto, debíamos ser polos opuestos. Lo éramos, en cierta manera. Incluso así, sus defectos y manías me agradaban. Cualquiera que se pusiera en mi lugar y notara ese tirón en mi pecho deduciría con facilidad qué ocurría conmigo siempre que el piloto aparecía. Cualquier menos yo, y no porque quisiera mirar a otro lado, sino porque no me creía capaz de amar a una persona tanto.
No estaba hecha para las relaciones sentimentales duraderas y eso incluía un idilio amoroso que no había previsto en mi desastrosa vida personal.
—Sé que es genial, pero no puedo dejar de pensar en todos los problemas que surgirían si intentamos algo —ese miedo era mi enemigo natural y lo odiaba—. Estoy muy bien en Ferrari, con vosotros. No me gustaría que todo se torciera por un amor frustrado.
Carlos me comprendía. No estaba juzgándome por ser la chica asustada que se bloqueaba en cuanto las palabras "amor" o "relación" salían a la palestra, pero tampoco quería que me cerrase en banda a eso que podía transformarse en lo más bonito y especial que viviría nunca.
![](https://img.wattpad.com/cover/324053297-288-k585618.jpg)
ESTÁS LEYENDO
fortuna » charles leclerc
Fanfiction¿Una fan de Red Bull trabajando como ingeniera de comunicaciones para Ferrari? ¿En qué estaba pensando cuando acepté esas prácticas en la escudería italiana? Ah, cierto. Pensaba en él. Por esta breve descripción, la historia podría parecer un enemie...