73 || do i have to choose?

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Charles Leclerc

Helena y yo seguimos a Mattia de cerca y, a pesar de la insistencia de Mia por acompañarnos, yo le pedí que se quedara allí junto a Carlos y a Xavi. El talante de Mattia no era el ideal y, si ella se involucraba en aquella charla, podría terminar salpicada.

Dejamos a nuestros compañeros en la sala de reuniones y atravesamos el edificio.

Yo noté a Helena más nerviosa que de costumbre, pero era de esperar porque la brusquedad de Binotto invitaba a preocuparse por lo que tuviera que comunicarnos. Ella había sentido perfectamente que había algo oculto en su voz. Lamentándome por no disponer del tiempo necesario para calmarla, solo pude palpar su espalda cuando entramos a la estancia. Helena no se giró, pero aguardó cerca de la puerta mientras yo la cerraba. No quería alejarse de mí y verla tan inquieta me retorció el alma.

Así pues, me apresuré a volver a su lado antes de que Mattia abriera la boca.

—¿En qué estabas pensando?

Su tono frío y afilado nos golpeó de lleno.

—En decir la verdad —dije.

Me aguantó la mirada, feroz.

—¿A costa de la repercusión mediática? —exclamó—. Vamos, Charles —Sonrió, socarrón—. Sabes perfectamente que ...

Di un paso al frente para dar más énfasis a lo que tenía que contar.

—¿Que tengo que cerrar la boca cuando Max se dedica a difamar al equipo? —Fruncí el ceño—. Porque eso es lo que está haciendo al referirse a "motivos externos" por los que Helena pudo entrar en Ferrari. ¿De verdad quieres eso, Mattia?

—No quiero que nos metamos en una controversia de esas magnitudes —Aseguró él—. Ya tenemos suficiente con problemas en el garaje.

Yo descansé un poco mis hombros.

—No habrá ninguna controversia —sentencié.

—¿Ah, no? —Parecía muy indignado con mi seguridad—. ¿Y todos los periodistas que hay abajo? —inquirió, bromeando de modo hiriente—. ¿Vienen a saludarte o a pedirte una foto? No me queda claro, la verdad —Se burló.

Entendía su miedo a la repercusión pública, pero él no intentaba ponerse en mi lugar ni en el de Helena. No estaba mirando por nuestro verdadero bienestar, sino por el suyo propio y, aunque no podía culparle por hacerlo, me dolía que no quisiera empatizar mínimamente con nosotros.

—¿Puedo hablar?

La pregunta de Helena nos silenció a ambos.

Mattia debió recordar que esa conversación también la involucraba a ella y que no era la clase de persona que se quedaría callada en una esquina mientras él y yo discutíamos sobre su pasado, presente y futuro.

—No vas a hablar con ellos, Lena —dictó con el rictus serio—. No sin que acordemos lo que vas a decir.

—Quiero hablar ahora, Mattia —Se pronunció—. Ahora mismo.

Entonces, giré el rostro y observé el gesto estoico y a la par tenso de Helena.

Nuestro jefe reprimió las palabras que deseaban salir escopetadas de su boca y silenciar a Helena incluso antes de que hablara.

—Adelante —alentó.

Helena se preparó para dar su opinión sobre el asunto.

—Mi relación con Max no es buena desde que comenzamos la temporada —informó ella.

—¿Y con quién te llevas bien? —reclamó Mattia.

Me interpuse a su ofensiva indiscriminada.

—Eso sí que no, Mattia —dije con una fuerte indignación por su descaro.

fortuna » charles leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora