Prefacio: Cordura

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Me han dicho que debo hacer este escrito, que me sentiré mejor, que me voy a desahogar, ¿pero para qué mierda me sirve ponerme a llorar? romperme en mil pedazos y sufrir y sufrir y no tener solución para arreglarlo.

¿Quieres una historia donde todo sale mal al principio y de cómo el protagonista irá mejorando poco a poco y al final todos quedan felices? ¿Eso es lo qué quieres? ¡Pues te vas a tomar por culo porque yo no planeo hacer eso!

¿Una historia de una violación donde al protagonista le rompen el culo y luego se enamora de ese hijo de puta que le hizo aquello y son felices? El maldito cerdo tiene remordimientos y el imbécil del protagonista lo perdona demostrándole lo buena persona que es.

¿Eso es lo que quieres? ¿Crees que eso es amor? Una mierda, eso es lo que es. ¡Es una puta mierda, ni más ni menos!

O cómo un puto doctorcito que cree que puede salvar a todo el maldito mundo dirá: Síndrome de Estocolmo. No le amas, has desarrollado un sentimiento enfermizo por aquella persona al no saber cómo superar aquel trauma.

¿Te digo una cosa?

¡Me meto por el culo tu puto diploma de mierda! ¡Yo voy a amar a quien me de mi puta gana! ¡Si es Estocolmo pues que venga!

Que vengan esos putos sentimientos enfermizos por no saber afrontar que solo he sido un juguete al cual han roto y no importa que tanto pegamento le pongan ¡No se repara! ¡Siguen las grietas ahí! ¡Faltan pedazos que no se podrán recuperar! ¡No volverá a ser lo mismo!

Un puto sentimiento creado para salvarte, para protegerte por estar en la puta negación. Sin poder comer, sin poder dormir, miedo al día y a la noche, miedo a tus recuerdos y miedo a tus sueños, eso es lo que es, pero a fin de cuentas que importa…

¿Te amo?

Sí, te amo tanto que quisiera haberte arrancado la lengua cada vez que me tocabas con ella, y amo tanto tus caricias que quisiera arrancarte las putas uñas. Me encanta tanto tu polla que deseo mordértela hasta que sea un puto pedazo de carne inservible. Pero te amo, eso es lo que cuenta, ¿no?

¿Sentido? ¿Crees qué me importa qué este escrito no tenga sentido? pues métetelo por el culo y no me jodas, ¡fin de la historia! todos felices. ¡Ah! claro, todos felices excepto yo, que a mí es al que le duele el culo.

FIN. —K







—Y bien, doc, ¿qué le ha parecido mi escrito? —le pregunté mirándolo fijamente, a pesar de que sabía que eso podía llegar a ser molesto sin siquiera intentar sonreír o hacer algún gesto.

—Es… interesante… —se quedó claramente sin palabras mirando la hoja que le había entregado, seguramente fijándose en las partes donde la pluma atravesaba la hoja al escribir con demasiada fuerza, y de cómo se había utilizado una gran cantidad de tinta en aquello.

—¿Pensabas algo en especial cuando lo escribías? —preguntó finalmente.

—En romperte la cabeza con ese jarrón que tienes atrás de ti, mientras me cago en tu escritorio para luego follarte antes de que te pongas frío —ahora si sonreí.

—La hora se ha acabado —dijo apretando el botón sobre su escritorio sin despegarme los ojos de encima, llamando al enfermero y al celador para que vinieran por mí. —Ya he terminado, pueden llevarlo a su habitación.

—¿Tiene miedo, doc? —pregunté mientras me llevaban obligado afuera del despacho.

—Te veré el viernes, pero puedes venir antes si quieres.

—¡Te voy a meter ese abre cartas por el culo, doc! —grité mientras me arrastraban por el pasillo.

InocentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora