Soy Khao, me gusta el sexo y me gusta cumplir todo tipo de fantasías, estoy disponible todo el tiempo.
¿Orgías? ¿Tríos? Me apunto. ¿Eres mujer, eres hombre? Lo que sea, me gusta de todo; altas, pequeñas, con tetas enormes, tetas pequeñas, morenas, r...
Me dirigí a mi habitación aún con la cara húmeda después de haberla mojado en el baño con la idea de despejarme un poco.
—Joder... —murmuré quitándome los zapatos, haciendo malabares pues mi andar no era muy recto que digamos, una parte de mi pensó en que no debí de haber bebido tanto.
Me detuve al encender la luz dándome cuenta de que mi habitación estaba vacía y eso solo podía significar una cosa. Salí nuevamente deteniéndome de la pared, quedándome un momento enfrente de la puerta de al lado.
—No seas cabezón, First —escuché a mi hermano, cerré los ojos con la intención de prepararme psicológicamente para lo que vería al abrir la puerta.
Ambos dieron un respingo cuando entré sin siquiera tocar. Sí, era exactamente lo que había imaginado. Lo miré de arriba abajo sin poder evitarlo, tenía el ojo izquierdo tan inflamado que ni siquiera podía abrirlo, algo de sangre seca debajo de su nariz, no podía ver sus brazos ya que llevaba puesta una sudadera que había visto mejores días pero tenía algunas manchas oscuras de sangre, sus pantalones se veían intactos, pero eso no significaba que no ocultaran golpes nuevos, y le faltaba un zapato.
—Hola, asno —saludó como si no tuviera la cara echa un asco, como siempre.
—Hola, ratón —le contesté dirigiéndome a la cama ya sin sentir ningún efecto del alcohol, pero si ellos notaron el olor, no dijeron nada.
—Trae la caja de primeros auxilios, por favor —le pedí a mi hermano menor quien tenía el ceño fruncido.
—Creí que era un gato —murmuró Barcode. —Ya la tengo aquí, pero tengo que limpiarle la sangre antes y no me deja —me explicó mirando mal al azabache quien solo por un momento le miró de esa manera, de esa que causaba escalofríos, antes de relajarse.
—No es necesario, ¿aún no empieza el programa, cierto? —dijo First señalando la televisión.
Casi siempre se escapa a esta hora a ver un programa con nosotros, me sorprendía la manera en la que podía fingir que no sentía ningún dolor.
—Lo veremos después de que te limpie, no creo que mi madre sea feliz si ensucias alguna almohada —le dije.
Me arrebato el pañuelo húmedo que Barcode ya había preparado y se limpió solo.
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Jeff se despertó al escuchar "I wanna be your de Arctic Monkeys" y se sentó sobre la cama tomando su celular.
—¿Qué sucede, Barcode? —preguntó un poco somnoliento.
—¿Aun sigues investigando sobre el auto de Zee? —le preguntó enseguida, Jeff frunció el ceño sin saber a dónde iba la cosa.
—Sí... es mi trabajo —le recordó, aunque ya ni le había prestado atención realmente.
