20: Reconocimiento, unicornio y entrometido

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—¡Ta! —gritó Khao después de despedirse de War con unas cuantas palabras. ¿Qué era lo que había pasado? Esa mirada, solo con esa mirada.

—¡Ta! —volvió a gritar.

Gracias a Dios el rubio había corrido hacia los jardines traseros de la universidad y no dentro de ella pues sería imposible, y muy mal visto, andar persiguiéndolo y gritando su nombre por todo el lugar, sin mencionar que llamarían demasiado la atención y eso era lo que menos quería en ese momento.

Si todo hubiera sido un error de Khao y Ta no tenía nada que ver, pues bien, mejor para él pero, ¿y si también estaba recibiendo esas llamadas? Porque había llegado a la conclusión de que el tipo que se quedaba en silencio no era como los otros que aun llamaban pidiendo citas para encontrarse con él, o sus mensajes donde ponía simples preguntas como hacia donde iba o diciendo que se veía bien con la ropa que vestía ese día.

—¡Tengo que ir a la clase, deja de perseguirme! —gritó el rubio castaño quien ya se veía algo cansado pero aun así seguía avanzando—. ¡Tú también tienes clase, ve! —agregó mucho después y como Khao no era un deportista ni nada por el estilo, las fuerzas se le estaban yendo, así que simplemente le arrojó su mochila haciendo que Ta perdiera el equilibrio.

Fue una jugada sucia y se arrepintió cuando le vio caer fuertemente al piso dándose un buen golpe en la frente contra una de las bancas que usualmente War usaba para sentarse a fumar.

—Mierda —maldijo aproximándose rápidamente a Ta que se cubría la frente con las manos—. Perdóname, Tata —el apodo había salido solo—, no era mi intención, déjame revisarte —le dijo sumamente preocupado.

Si bien Ta le permitió que lo ayudara a sentarse, no retiro las manos de su frente y lo veía con los ojos llorosos, pero era obvio que se negaba a llorar.

—Eres un cabronazo, yo no te haría daño —refunfuñó en un claro berrinche que hizo a Khao sentir mucho peor, le recordó un poco a su hermano menor.

—Lo siento Tata, en serio no era mi intención golpearte, solo quería detenerte...

Aunque pudo haberle preguntado cuando fuera el descanso o en el departamento, no había sido necesaria la persecución, bajo la vista sintiéndose mucho peor.

—Ya... —aceptó dándole una ligera sonrisa pero su gesto de dolor regreso—. Creo que no entrare a clase —murmuró levantándose—, regresaré al depa...

—De eso nada —Khao le tomó del brazo—. Te golpeaste muy fuerte y seguramente te irás derechito a dormir. Si te vas así mejor te acompaño a la enfermería y que decidan si es mejor que vayas a revisarte al hospital o no —le dijo serio. Un golpe como ese no era cosa simple.

Ta le sonrió mientras entraban al edificio.

—Se nota que eres un buen hermano mayor —se llevó nuevamente una mano a la frente tocando el chichón que estaba saliendo de color morado—. Y parezco un unicornio...

—Perdón. —Khao apretó un poco su brazo sintiéndose mal, aunque Ta aseguro que no estaba enojado con él.

Cuando llegaron a la enfermería la encargada enseguida revisó al rubio castaño y a Khao le lanzó la mirada más venenosa del mundo que alguna vez vio, se notaba que estaba más que enamorada de Ta, pero este ni caso le hacía ya que estaba más entretenido preguntado sobre War y sus planes para la tarde. Unos minutos después fueron despachados directamente a un hospital cercano pues querían asegurarse de que el rubio castaño estaba bien, bueno, la enfermera fue quien insistió.

—Gracias, doc. —dijo Ta metiéndose la paleta de caramelo que le habían regalado, también le había hecho sentir mal al doctor que le revisó por tanto toquetearle el golpe que al final le dio un caramelo, y Khao hubiera sonreído de no ser por el número que había visto minutos antes en el celular de Ta.

Le habían hecho radiografías y en ese lugar no podía llevar su celular por lo que Khao se quedó afuera cuidando sus cosas cuando sintió que vibraba el teléfono en su bolsillo, contestó sin darse cuenta de que no era su celular sino el de Ta, pero fue el mismo silencio lo que escuchó y luego comprobó que también era el mismo número del cual él recibía llamadas.

—¿Pasa algo? —preguntó Ta por el silencio que había entre ellos.

—¿Sabes quién te ha estado marcando? —fue directo, mirándolo entre serio y preocupado.

Ta frunció el ceño y le miró molesto.

—Eres un cotilla, no revises mis cosas —y empezó a caminar hacia la salida.

—Me equivoque de teléfono, Tata  —lo alcanzó—, te juro que no lo hice apropósito, pero era sobre esto de lo que quería hablarte. Yo también recibo sus llamadas y sus mensajes en todo momento y... —Khao bajo la vista—, estoy acojonado.

—Yo igual... —aceptó de mala gana abrazando a Khao.

—Les estuvimos buscando en la universidad, si iban a salir temprano lo hubieran dicho —bufó First cuando entró al departamento, deteniéndose cuando iba entrar a su habitación mirando a Ta—

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—Les estuvimos buscando en la universidad, si iban a salir temprano lo hubieran dicho —bufó First cuando entró al departamento, deteniéndose cuando iba entrar a su habitación mirando a Ta—. ¿Volviste a caerte? —preguntó con una ceja alzada, ignorando por completo a Khao, haciéndolo sentir un poco extraño al ser obviamente ignorado por el azabache.

—Algo así —dijo Ta con una sonrisa en los labios.

—War dijo que nos esperaba a eso de las 4 en adelante —informó Barcode cerrando la puerta tras de sí antes de aproximarse a los rubios, para luego agachase enfrente de Ta viendo el golpe en su frente.

—¿Fuiste a revisarte eso? Puede ser peligroso.

Khao se removió un poco incómodo en donde estaba sentado.

—Así es, Khao me acompaño a la enfermería y luego al hospital —dijo rodeándole los hombros con uno de sus brazos—. Después de todo fue su culpa.

Luego se levantó. Claro, Khao ya se esperaba algo así. Sabía que no lo hacía apropósito, Ta simplemente era terriblemente sincero y un bocaza.

—¿Alguien sabe dónde vive War? Porque yo no tengo ni idea y no sirve de mucho la invitación si no sabemos a dónde vamos —siguió hablando sin enterarse de la mirada acusadora por parte de Barcode hacia Khao.

—Yo sé dónde vive —dijo First, y al rubio platinado le dolió el cuello un poco por haberlo girado tan rápido.

—¿Por qué sabes dónde vive? —la pregunta salió de sus labios sin que se diera cuenta.

El azabache frunció el ceño antes de contestar.

—¿Acaso no puedo saberlo? Lo sé y ya —entró a su habitación todavía refunfuñando algo como "puto entrometido".

—¿Entonces nos esperamos hasta las 4 para poder comer? Porque yo ya tengo hambre —le preguntó Ta a Barcode.

—Creo que mejor pedimos algo, no sabemos si War nos va a invitar a comer —sugirió Khao.

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