09: Gato curioso y seamos cercanos

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—¡Si no te gusta puedes irte a la mierda!

Ta dio un respingo al escuchar el azote de la puerta seguido del grito de First.

—¡Por supuesto que no me gusta!

Y ahora fue Khao quien azotó la puerta al cerrarla, se giró para verlos mejor mientras metía más palomitas en su boca, decidiendo que esos dos eran más entretenidos que la película.

—No sé para que lo intento si vas a salir con esa mierda.

Se fue First refunfuñado e ignorando a Khao quien le miraba molesto. Ta pensó en que era algo sorprendente. En las semanas que llevaban viviendo juntos, Khao no se había enojado de tal manera.

—¿Mierda? ¡Solo por decirte que no tomes mi moto sin mi permiso! —exclamó incrédulo al mismo tiempo que arrojaba las llaves en la mesita que estaba junto a la puerta. —¡Tengo todo el puto derecho de decírtelo, por si no te has dado cuenta es mía!

—Chicos...

Ta intentó interrumpirlos.

—¡Jodete, cabrón! —le gritó First a Khao. —¡Y tú también, cabeza de mazorca! —le gritó a Ta.

—¿Podrían callarse? —interrumpió Barcode saliendo de su habitación mirándolos con el ceño fruncido. —Estoy tratando de estudiar, ¿sí? ¡Cállate! —señalo al azabache que estuvo a punto de abrir la boca. —No me importa porque están discutiendo, no quiero escucharlos, ¿me entienden? Así que cállense —dijo girándose para entrar nuevamente a su habitación pero se detuvo mirando a Ta.

—Y tú no deberías escuchar conversaciones privadas —le riño cerrando la puerta y tras ella se cerró la de First y luego la de Khao, dejándolo solo en el sofá y con la televisión encendida como si no acabara de suceder nada.

—Y salgo regañado sin razón alguna —bufó apagando el televisión mientras se ponía zapatos.

—¡Voy a salir, idiotas! —y ahora fue él quien azoto la puerta, pero a diferencia de ellos, lo hizo solo por molestarlos.

Negó con la cabeza mientras bajaba las escaleras en lugar de utilizar el ascensor, no le gustaba esa cosa para ser sincero.

Ese día había sido diferente y no solo porque el auto del popular había sido incendiado en la escuela. Eso había sido divertido, aunque él hubiese dejado un botecillo de gasolina para que explotara. Se rio en voz baja al imaginarse aquello. Agitó un poco la cabeza al notar que sus pensamientos se habían desviado.

En la mañana cuando llegaron a la universidad, permaneció con Khao hasta que entró a su salón, y no porque fuese su guardaespaldas o algo así, más bien fue por mera curiosidad. Ta sabía que le miraban y murmuraban de él, pero ahora que sabía la verdad lo veía de una forma diferente y le hacía pensar que Khao debe de ser medio idiota al no notar la lascivia con la que lo veían. Es decir, no es muy difícil sumar dos más dos y dar con cuatro.

—No necesito que compres otro Lamborghini —Ta le se detuvo en seco al reconocer aquella voz.

Había entrado a una cafetería donde servían un pastel que le encantaba, se sentó en la mesa de atrás con toda la intención de seguir escuchando la plática del popular que hablaba por teléfono.

—Padre... —Ta se quedó callado intentando escuchar lo que decían al otro lado de la línea. —Sí, está bien... pero yo lo escogeré esta vez, ¿está bien? —otro silencio—. Ok... ok.

"Vaya, al popu le compraran otro auto como si se tratara de otro caramelo".

—Sí, se supone que hablaría con él... bueno, en la universidad no tuvimos mucho tiempo para hacerlo, pero aun así... —otra pausa. —¿Tan siquiera es confiable? Digo, no parece que tenga mucha experiencia.

InocentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora