Soy Khao, me gusta el sexo y me gusta cumplir todo tipo de fantasías, estoy disponible todo el tiempo.
¿Orgías? ¿Tríos? Me apunto. ¿Eres mujer, eres hombre? Lo que sea, me gusta de todo; altas, pequeñas, con tetas enormes, tetas pequeñas, morenas, r...
Mark llegó a la conclusión que con esa palabra podía describir al tal Khao. Su cabello era rubio que casi parecía plateado, sus ojos... nunca había visto unos ojos tan oscuros, ni siquiera pudo distinguir la pupila del iris pero aun así hermosos. Únicos. Sus labios un poco delgados de un color rosa pálido y piel blanca. Debía decir que su rostro si bien tenía un aire aniñado, se notaba que no era un adolescente, simplemente se ve un poco inocente.
Sí, definitivamente tiene un aire inocente y un tanto de chico nerd. Vestía una simple playera morada con letras amarillas, jeans y unos vans del mismo color de la playera, de cuerpo delgado pero sin llegar a verse frágil, de al menos 1.75 de estatura.
—Hermoso... —suspiró nuevamente solo para fruncir un poco el ceño al recordar lo que había dicho War hace poco.
¿Qué clase de rumores tendría una persona como Khao? ¿Qué tan malos serian?
Definitivamente deben ser malos si su hermano le pide que deje de verlo de esa manera, pero....
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Idiota.
War pensaba que esa palabra le describía por completo por la manera en la que le dijo a Mark que se fuera, ¿qué clase de hermano era?
—Maldita sea...
No había podido controlarse, y es que solo ver la cara que puso cuando vio a Khao... ya la había visto antes, la conocía perfectamente, la puso cuando le presentó a Ploy y luego a Yim. Antes de romper sus relaciones al ser engañado por ellos y por él.
—Mueve el culo, Mark, iremos a ver a papá. Trata de no cagarla, ¿sí? recuerda que él es quien nos va a mantener —le dijo tocando la puerta de la que ahora era su habitación.
—No voy a cagarla —le contestó saliendo.
Se notaba que Mark no quería ir y no le extrañaba, pues ellos nunca se habían llevado bien, y cuando sus padres se separaron su relación solamente empeoró.
—Te apoyaré, ¿sí? —le alentó poniendo su mano sobre su cabeza—. Estaremos bien —el pelinegro sonrió. Realmente esperaba que estuvieran bien.
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