10: Secretos, panecillo y sabor amargo

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—Te faltan cojones, Jeff —dijo Barcode al responder el teléfono.

No era la primera vez que veía alguna llamada perdida por parte de ese número, y a pesar de no tenerlo registrado, ya se lo sabía de memoria desde hacía mucho, pues, una de las veces que fue a visitar a su mamá, había visto el numero apuntado en una libreta que tenía junto al teléfono, seguramente el mayor le había marcado para que guardara el número.

—No me marques a menos de que vayas a hablar —espetó antes de colgarle, un poco harto de que no dijera nada, aunque sabía que no lo haría, así como sabía que no se acercaría y que trataría de evitar ese tema tanto como pudiera.

—Cobarde, eres un cobarde... —gruñó tapándose la cara con una almohada.

—Si estas tratando de suicidarte deberías cortarte las venas o tomarte un montón de esas pastillitas que tienes. En cuanto sientas la necesidad de respirar, lo harás —dijo First, quien había entrado a la habitación.

—¿Necesitas algo? —no quería verlo en ese momento, no quería escucharlo, no quería saber que estaba allí, pero todo aquello había sucedido hace 5 años y le había perdonado. No, había fingido que no le había importado y siguieron con lo mismo a pesar de que ambos sabían que no había sido así.

First por supuesto no se comportó como si nada hubiera sucedido, pero de igual manera no toco el tema. Si necesitó apoyo o a alguien que escuchara sus problemas, Barcode no lo supo, nunca se interesó por ello.

Fue un mes donde no se vieron a partir de cuándo Jeff se fue y luego, como un chiste de mal gusto, se vieron exactamente el mismo día del otro mes. Aún recuerda lo que First le dijo el día que llegó a su casa con unas cervezas bajo el brazo.

—Feliz aniversario. ¿Qué tal si nos ponemos idiotas en honor?

Su primera borrachera y su primera resaca.

First se había escabullido en algún momento de la noche, y cuando llegó su madre de una de sus muchas reuniones con sus amigas a la casa, pego un grito al cielo al verlo dormido en el piso apestando a alcohol, con las latas de cerveza por todo el lugar y una mancha de vómito. Estuvo castigado un tiempo, pero de igual manera se encontraba con First en la escuela y fue donde conocieron a Ta.

—Solo quería saber si sabias lo que le sucedió al auto del imbécil —Barcode se recargo sobre sus codos para poder mirarlo.

—¿Lo que todos dicen que paso, o lo que realmente paso? —le preguntó serio.

—Vete a la mierda —espetó First rabioso antes de azotar la puerta.

—No me interesa —le dijo Khao al tipo que tenía en frente, pertenecía al equipo de soccer y también había estado en aquella habitación

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—No me interesa —le dijo Khao al tipo que tenía en frente, pertenecía al equipo de soccer y también había estado en aquella habitación.

Le miró con indiferencia fingiendo que no quería largarse de ahí en ese mismo momento, estar a su lado provocaba que recordara lo que había hecho. Miró nuevamente hacia su casillero en una clara señal de que lo estaba ignorando.

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