Capítulo 56: Infancia 8

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*Meses antes de la desaparición de Kitty Kanaphan*

—¿Sucedió algo? —me preguntó Barcode entrando a mi habitación, siguiendo mi mirada hacia la casa de los Kanaphan—. ¿De quién es ese auto? —lo voltee a ver cuando sentí su mirada sobre .

—Son de Servicios Sociales —le respondí dejando caer la cortina.

Había hecho la denuncia de manera anónima hacia unos días y por fin aparecía, sabía que si First se enteraba se enojaría, pero no podía quedarme con los brazos cruzados sabiendo que lo lastimaban. Aunque posiblemente terminaría metiéndome en problemas si llegaban a enterarse de lo que sucedió aquella mañana, no tenía recuerdos de lo que había sucedido pero ver al azabache saliendo de mi cama en mal estado y vistiéndose, no me hacía pensar en muchas hipótesis...

El bufido de mi hermano me saco de mi ensoñación.

—No va a servir de nada, ¿recuerdas cuando hablaron la última vez? Cuando la vecina de la esquina puso la denuncia.

Asentí con la cabeza recordando cómo no habían encontrado nada extraño en ellos a excepción de que fuesen unos chicos problemas, y que el auto de la vecina había pasado a mejor vida cuando se lo robaron una noche. Obviamente todo decía que habían sido ellos pero no tuvieron ninguna evidencia para culparles y esa fue la última vez que algún vecino trató de denunciarles.

—No seas tan negativo.

—No es que no quiera que le ayuden, pero creo que no harán nada hasta que ellos mismos quieran ser ayudados... —volví a asomarme por la ventana viendo como Kitty acompañaba a una mujer trajeada hacia el auto, obviamente se trataba de la trabajadora—. Y la señora Kanaphan se ha mantenido sobria para parecer buena madre —dijo de manera sínica—. Te dije que no serviría de nada.

—Ya...

Deje el tema por el momento y espere durante las siguientes dos noches a que el azabache apareciera otra vez en nuestra casa, pero no lo hizo, y eso me preocupaba terriblemente.

Salí de la casa con la intención de caminar para despejarme un poco y terminé deteniéndome enfrente de la casa de los Kanaphan, la única en la cuadra que tenía el pasto seco y que tenía la pintura en malas condiciones, casi parecía que se esforzaban por dar una mala imagen.

—¿Ahora te sientes mejor, poli de mierda?—me giré al escuchar a Bible, quien acababa de brincar de la barda de la casa de al lado y sin poder evitarlo pensé que seguramente era tan hábil como el azabache a pesar de ser más robusto.

—No sé a qué te refieres —me hice el loco pasando a un lado de él con la intención de seguir caminando pero me detuvo tomándome del brazo.

—No me salgas con esa mierda, cabrón, ¿crees que no sé qué fuiste tú quien mando a esa perra en la tarde? —me miraba con los ojos entrecerrados, era extraño ver sus labios en una fina línea recta pues era el único de los Kanaphan que siempre mantenía un gesto tranquilo en el rostro, claro, a excepción de cuando me miraba, pues si antes me odia sin razón alguna, cuando me hice policía solo aumente su odio.

—Yo no lo hice —mentí—, pero es algo que debieron hacer desde hace tiempo, sabes que no está bien que tu padre lo trate de esa manera. Los trate —me corregí al ver el ojo morado que tenía, y si antes me miraba con odio mi respuesta simplemente lo puso colérico, a penas y pude retroceder esquivando el puñetazo que iba directo a mi cara.

—¿¡Y tú qué mierda sabes!? Deja de meterte donde no te llaman, no tienes ni idea de lo que has provocado con esa estupidez —me gritó antes de volver a intentar golpearme pero Neo lo jalo de la manga desviado su puño.

—No vale la pena —murmuró el chico, su voz se escuchaba ronca y no me extrañaba al ver los cardenales que tenía en el cuello, era obvio que le habían sujetado con algo para asfixiarlo.

—Ve adentro, Neo —le gruñó el azabache quitándose el cabello de los ojos, era quien más se parecía a Kitty por tener el cabello y los ojos del mismo color pero aun así tenía muchos rasgos de James, su padre, era una extraña combinación que lo hacía igual de atractivo que los demás Kanaphan.

—Ya no tarda en regresar —miré hacia First en cuanto escuche su voz, caminó hacia nosotros; llevaba puesto un chándal que le quedaba grande pero que cubría a la perfección sus brazos y piernas que seguramente estaban llenas de morados, esta vez su rostro no tenía ningún golpe pero su manera de caminar me dejaba claro que estaba lastimado.

—Vamos —dijo Neo llevándose a Bible de la mano, ignorándome por completo.

—First... —le llamé en cuanto estuvimos solos.

—¿Fuiste tú? —preguntó tan directo como siempre, sus ojos amarillos me miraban de manera indiferente pero sabía que estaba revisando cada una de mis expresiones.

—No —volví a mentir con naturalidad mientras seguía siendo observado de aquella manera fija—. ¿Estás bien?

—Tan bien como siempre —respondió desviando la vista. —Barcode tiene razón —dijo dándose la vuelta dirigiéndose nuevamente a su casa.

—¿En qué? —pregunte sin poder evitarlo.

—En que eres pésimo mintiendo...

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