03: ¿Error?

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—¿Sabes si hay más sopas instantáneas? —le preguntó Barcode a Ta cuando este salió de su habitación.

—¿En la alacena? —no estaba ironizando ni siendo sarcástico.

Barcode dio un suspiro antes de cerrar las puertas de la alacena donde precisamente estaba revisando.

—Pues no hay nada y tengo hambre —el ojiverde miró fijamente al rubio castaño, y este negó pues conocía muy bien esa mirada.

—No te comprare nada —le señalo con un dedo—. Tal vez Khao salga a comprar algo, siempre cena —le dio como solución, sin mencionar que él también le pediría algo para comer porque su estómago pedía a gritos alimento.

—¡Khao! —gritó Barcode, quien ya estaba cómodamente sentado en el sofá con la televisión encendida y cambiando los canales cada tantos segundos—. ¡Khaaoo!

—Joder, deja de gritar —gruñó First saliendo de su habitación. Ta prefirió ahorrarse el comentario, pues el tipo era un gruñón cuando se levantaba y más cuando le despertaban.

First los miró molesto antes de tocar la puerta de Khao.

—¿Estás? —preguntó abriendo la puerta, mostrando sus grandes modales, aunque seguramente los otros hubiesen hecho lo mismo. —Pues no está —dijo tajante antes de mirarlos como si fuese culpa de ellos.

—Tendremos que esperarlo… —solucionó Barcode, como si él no pudiera pedir su comida por teléfono.

—No es la criada, idiota —le dijo First aventándole el teléfono a la entrepierna, provocando que diera un pequeño salto.

—¡Eh! Que me dejas sin polla —exageró Barcode.

—Ni que la tuvieras de vidrio —le contestó First.

Ta suspiró con una sonrisa en los labios antes de sentarse junto a Barcode para cambiarle a la televisión, ¿cómo dejar de reír cuando tienes unos compañeros así?

—Pide comida para Khao también —le ordenó First.

—¿Sabes a donde se fue? —preguntó Ta una vez que colgaron por teléfono, pues nadie le había escuchado irse.

—Seguramente a la biblioteca —dijo First girando los ojos, haciéndolos bufar. —No entiendo para que pone pretextos, que diga que se va a poner el culo y listo —murmuraba mientras se sacaba los zapatos utilizando solo sus pies.

—También es activo —señaló Barcode ganándose una mirada de First. —Eso he escuchado —se defendió enseguida—. Así como todos lo hemos hecho. No le importa la posición y tampoco el sexo —recitó como si fuese un anuncio de publicidad.

—Hoy estaba abajo con el tipo popus —les contó Ta—, se notaba que quería largarlo por lo que tuve que ayudarlo un poquito.

—No quiero que traiga su puto negocio aquí —espeto First enseguida, como si le acabaran de recordar que estaba de mal humor—. Me vale una mierda que ande de puta, pero no quiero que traiga aquí a nadie. Si nosotros no traemos a nadie mucho menos él —se fue refunfuñando hacia su habitación dejándolos callados y siguiéndolo con la mirada.

—No quiero escuchar nada de eso aquí, me basta con lo que escucho en la escuela —siguió diciendo desde su habitación.

—Han traído comida china, le pagué al repartidor —los interrumpió Khao entrando al departamento, llevaba las bolsas de comida en las manos y su mochila colgada en la espalda.

“¿Para que anda cargando la mochila? ¿Para disimular? ni que le fuéramos a juzgar, bueno…” pensó Ta.

—Ya era hora —espetó First antes de tomar una de las bolsas, encerrándose de nuevo en su habitación.

—Gracias, luego te pago —agradeció Ta.

—¿Y ahora por qué esta de mal humor? —les preguntó Khao, pero sus compañeros solo pudieron encogerse de hombros.

—¿Y ahora por qué esta de mal humor? —les preguntó Khao, pero sus compañeros solo pudieron encogerse de hombros

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Khao estaba feliz que al fin fuera viernes por la tarde, toda la semana había sido un asco gracias a Zee. El tipo no había dejado de seguirlo y de preguntarle una y otra vez si iba a estar libre, al parecer no entendía el significado de la palabra “no” y como cereza del pastel, lo habían vuelto a llamar.

Esta vez no solo de aquel número desconocido donde solo se escuchaba una respiración. Lo habían llamado tres tipos diciéndole que querían tener sexo, y estaba seguro de que uno de ellos se estaba masturbando mientras le hablaba.

“¿Era una puta broma?” Lo que fuera no tenía nada de gracioso.

También lo había besado una chica, ni siquiera era de la misma facultad que él, simplemente asiste a la misma universidad. Llegó tarde a una de sus clases por haberse quedado dormido y el profesor no le había dejado entrar, así que terminó caminando sin rumbo por los pasillos cuando la encontró y empezaron a platicar. De un momento a otro ya estaban besándose y luego terminó liándose con ella en la oficina de uno de los decanos aprovechando que el lugar estaba vacío.

Siendo sincero no sabía porque lo había hecho, ya que nunca había hecho algo así en donde vivía antes, sí había tenido novias y también ya había tenido sexo, pero de eso a terminar follando en la oficina de un decano con una persona que no conocía de nada, nunca. Por suerte ella llevaba condones, lo único que le faltaba era que saliese con que estaba embarazada. El solo imaginarse las expresiones de sus padres si algo como eso llegara a pasar le causaba escalofríos. El punto es que, en cuanto terminaron, se vistió, lo beso y luego le dejo un billete en la mano.

Decir que Khao se quedó con los ojos como platos mirando aquel dinero en su mano era poco. “¿Una puta?”.

Esa tipa lo había tratado de puta cuando fue ella quien lo beso primero, y fue ella quien se bajó el pantalón nada más cerrar la puerta. Podría asegurar que no volvería a suceder otra vez y que fingiría no conocerla, y si le llegasen a preguntar sobre lo que paso... No, él no sabría nada, nada de nada.

—Pedimos pizza, la caja esta sobre el sofá —le dijo Barcode una vez que entró al piso, estaba saliendo del baño y solo llevaba una toalla en las caderas.

—¿Otra vez pizza? bueno, gracias. Luego te pago —agradeció dirigiéndose a su habitación.

—No es necesario, tú pagaste el otro día la comida china, era nuestro turno de pagar —dijo First, quien estaba recargado en el marco de su puerta mirándole.

“¿Por qué debía mirarme siempre tan fijo?”

—Está bien —Khao le sonrió.

—¿Vas a venir con nosotros? —preguntó Ta antes de que entrara a su habitación, el rubio se volteó a mirarlo un poco confundido.

—¿Me estas invitando? —le preguntó confundido, pues a pesar del tiempo que llevaban juntos en ese lugar, nunca había salido con ellos.

—Duh, por supuesto. Mencionamos que íbamos a salir cuando estabas con nosotros, no íbamos a hacer planes así y luego pasar de ti —le dijo con una sonrisa amistosa en los labios.

Khao no estaba muy seguro de aceptar, ya lo habían hecho antes, hacían sus planes dejándolo aparte.

—Si no quieres venir solo dilo y ya —espetó First, recordándole que seguía presente en el lugar.

—No, no es eso. Es que estoy algo cansado —trató de excusarse, no era lo suyo salir después de todo.

—A saber que habrás hecho para cansarte tanto… —murmuró First entre dientes.

—Venga, es viernes, sal con nosotros —insistió Ta, poniendo su brazo alrededor de los hombros del rubio—. Solo un rato, si te quieres regresar te acompaño —le aseguró con una sonrisa.

—¿Vienes? —preguntó Barcode desde su habitación.

—Bueno… —aceptó, no muy seguro pero aun así dispuesto a darles una oportunidad.

InocentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora