07: Ojos negros, rumores y el detective

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Zee salió de ducharse enredándose una toalla en las caderas sin secarse, seguidamente yendo a su habitación deteniéndose enfrente al closet y mirando la ropa que había en el interior.

—Da igual... —murmuró encogiéndose de hombros y sacando un chándal.

Ese día no tenía que ir a practicar pero si iría al gimnasio una vez que saliese de la universidad y no le apetecía llevar más cambios de ropa.

Se vistió y se dio una mirada de arriba abajo en el espejo de cuerpo completo que estaba enfrente de la puerta, y una vez que se dio el visto bueno, arreglando un poco su rubio cabello, se dirigió a la universidad. Le quedaba a unos quince minutos caminando y fácilmente a cinco corriendo, pero no le apetecía hacerlo, y tampoco irse en el auto porque era un verdadero desperdicio de combustible.

Sus amigos no lo entendían y siempre les causaba un poco de gracia que no usara el Lamborghini Huracan color negro que recibió como regalo de sus padres cuando le dieron los resultados de la universidad, y siendo sincero, el coche le gustaba, obviamente, pero era demasiado ostentoso.

Comentario que obviamente se guardaba para sí mismo ya que si les comentaba a sus padres aquello, seguramente le regalarían otro auto y así hasta que encontraran uno que le gustara, y sus amigos le dirían que es un presumido o tal vez que no aprecia las cosas que le dan sus padres. Así que a fin de cuentas solo lo utilizaba cuando iba a fiestas o a la casa de su familia.

Llego a la universidad y sin poder evitarlo busco con la mirada esa cabellera rubia casi plateada, era sumamente fácil de distinguir entre el alumnado. Aún recordaba la primera vez que lo vio, se notaba que era una persona de afuera y no es que hablara extraño o que vistiera diferente, sino por su manera de actuar, hasta la manera en la que se movía era un tanto singular. Tenía cierto aire que lo rodeaba que te hacia querer acercarte a él. Luego estaban sus ojos, en su vida había visto a una persona tan rubia y con la piel blanca que no tuviera los ojos de color, pero sus ojos eran tan oscuros de tal manera que era casi imposible verle la pupila, era como ver el abismo cuando te miraba fijamente, penetrante, aunque desviara la mirada la mayoría de las veces.

Suspiró profundamente al recordar lo que había sucedido en aquel Pub, ni siquiera tenía ganas de salir ese día pero una vez que lo vio entrar con sus amigos no pudo evitar acercarse a él. Sabía que lo evitaba en algunas ocasiones; cosa que le dolía un poco pues no sabía porque lo hacía, y la sola idea de que no le pareciera atractivo le hacía dudar un poco en acercarse a él.

Seguidamente recordó lo que había escuchado de él, que solía rechazar a aquellos que no le gustan. Sus amigos se habían burlado la primera vez que lo rechazo y sin poder evitarlo insistió una y otra vez hasta que por fin pudo acostarse con él, y aunque fue mucho mejor de lo que había escuchado, no le gusto del todo. No quería ser un cliente más. No es lo que quería realmente. Le gustaba y quería salir con él, definitivamente se arrepentía de que sus amigos estuvieran en el Pub con él.

"¿Suena egoísta?"

—Hola, Khao —lo saludó cuando paso a su lado con la intención de caminar junto a él, pero se detuvo en seco al recibir una mirada sumamente diferente de él, no era molestia como las otras veces cuando le insistía. Era de odio.

—Así que fuiste tú —escucho a alguien decir a sus espaldas.

—¿Dijiste algo? —se giró encontrado a First viéndolo fijamente. Zee era notablemente más fuerte, tenía los ojos azules y era un poco más alto que el azabache, pero aun así no lograba intimidarlo.

First lo miró de arriba abajo sonriendo al notar su claramente ropa de marca, no le costó adivinar que era un niño rico.

—¿Tu dijiste algo? —le regresó la pregunta, mirándole como si estuviese confundido solo para empezar a caminar, perdiéndose entre los demás estudiantes sin darle la oportunidad de decirle algo más, sacando seguidamente su celular marcándole a alguien.

InocentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora