Capítulo 40: ¿Que rayos? y me cago en todo

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—¿Qué tan mal te dejo la nariz? —le preguntó Zee a Nunew viendo como First se llevaba casi arrastrando a Khao. Confirmando que era cierto que esos dos estaban saliendo. Suspiró sintiéndose derrotado, sabía que ni siquiera había tenido una oportunidad con el rubio pero aun así no era tan fácil de olvidar.

—¿Te estás burlando, cabrón? —respondió Nunew con la voz algo nasal mientras el rubio lo ayudaba a levantarse, caminaron hacia los lavados donde el agredido empezó a lavarse la cara para quitar la sangre.

—Creo que no está rota —dijo mirándose en el espejo y topándose con los ojos de Zee.

—No lo está —afirmó el rubio, Nunew giró para verlo mejor—, o estaría aun sangrando y te dolería bastante.

—No creas que no me duele... —murmuró frunciendo un poco el ceño—. Joder... no creí que golpeara tan fuerte.

—No tiene esa fama por la boquita que tiene —le dijo el Zee con una ceja alzada, pues si bien el azabache era conocido por su vocabulario de camionero, también lo era por la manera en la que golpeaba.

—Perro que ladra no muerde —comentó Nunew encogiéndose de hombros—, no me puedes culpar por pensar eso...

Zee iba a contestarle cuando su celular sonó, era un mensaje de un número desconocido y no pudo evitar ponerse un poco nervioso al recordar el último que había recibido, y que daba la casualidad que también había estado en los vestidores.

Zee iba a contestarle cuando su celular sonó, era un mensaje de un número desconocido y no pudo evitar ponerse un poco nervioso al recordar el último que había recibido, y que daba la casualidad que también había estado en los vestidores

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—Mierda —dijo Nunew leyendo el mensaje también, frunció el ceño antes de empezar a recorrer el lugar rápidamente—. ¿Quién mierda eres, eh? Anda, sal maricón —dijo golpeando una de las taquillas—. ¿Te crees muy gracioso por mandar mensajes, eh? Por qué no sales y me lo dices en la cara.

—¿Podrías callarte? —le pidió Zee deteniéndolo, era obvio que no había nadie ahí a parte de ellos dos.

—¿Cómo quieres que me calle? —le preguntó alterado—. Nos escucharon hablar sobre Khao el otro día y ahora esto —dijo señalando el celular. —No sé tú, pero no me parece divertido que alguien me esté espiando.

 —No sé tú, pero no me parece divertido que alguien me esté espiando

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