Soy Khao, me gusta el sexo y me gusta cumplir todo tipo de fantasías, estoy disponible todo el tiempo.
¿Orgías? ¿Tríos? Me apunto. ¿Eres mujer, eres hombre? Lo que sea, me gusta de todo; altas, pequeñas, con tetas enormes, tetas pequeñas, morenas, r...
—Vete a dormir, mañana tienes que ir a la escuela —le dijo War a Mark arrojando las llaves después de cerrar la puerta, para luego sacarse los zapatos y dejarlos de cualquiera manera en el piso.
—Son las cuatro de la mañana y entro a las siete y media —el pelirrojo miró a su hermano poniéndose las manos en la cintura antes de bufar—. No voy a ir.
—Cuando se entere papá de que estas faltando no voy a cubrirte, ¿escuchaste? —el pelinegro entró a su habitación quitándose la playera que al final se había llenado de la sangre de Zee, sin mencionar el olor del pub que se le había quedado impregnado.
—¿Por qué estas siendo tan idiota? —le preguntó el menor afuera de su habitación—. No te he hecho nada...
War apretó la mandíbula dejando la playera del pijama sobre la cama antes de girarse para encararlo.
—Te dije que te mantuvieras lejos de Khao y no lo dejaste en paz desde que llegó —le acusó sin poderse contener, estaba demasiado enojado y celoso.
—¿Ese es tu problema? ¿Desde cuándo le haces caso a los rumores, War? Siempre me has dicho que es mejor conocer a las personas antes de juzgarlas y dijiste que me mantuviera lejos de tu escuela, tú lo trajiste y yo vivo aquí.
"Pero esta no es tu casa" pensó War, pero no pudo decirlo.
Era su hermano menor, su mamá le había corrido de casa y no soportaría vivir con su papá. Pero bueno, ambos sabían que si estaba recibiendo dinero de él, era por War.
—¡Solo mantente apartado y ya! —espetó sin saber que más decirle.
—¡No quiero, me gusta! —exclamó el pelirrojo.
—No —negó War aproximándose a él en grandes zancadas, tomándole de la camisa y aproximándolo a su cuerpo con el rostro fruncido—. ¡No! me gusta a mí y te quiero lejos de él —gruñó soltándolo y dándole un empujón que lo hizo retroceder.
Mark sonrió incrédulo.
—¿Toda esa mierda de mantente lejos de él, es por tus celos? ¿Es por eso? ¡Eres increíblemente cabrón, War! —y su ceño se frunció—. Pues a mí también me gusta y no me detendré.
El pelirrojo e acercó un paso a War.
—Y no vuelvas a empujarme —le señaló para luego abrir los ojos como platos, retrocediendo tres pasos seguidos mirando a su hermano arrepentido.
—¿Me estas amenazando, Mark? —le preguntó serio, bajando la mirada seriamente dolido.
A pesar de todo, War trataba de guardarse los comentarios hirientes, y Mark nunca lo había amenazado antes.
—War...
—Dédalo ya —el pelinegro levantó una mano mandándolo a callar—. Ya sé que no te detendrás, igual que nunca te detuviste con las otras personas con las que salí.
Mark bajo la vista, sus ojos se habían nublado, War sabía que estaba haciendo todo lo posible para no llorar.
—Te perdoné a pensar de todo... porque tú eres más importante que esas personas, pero esto es diferente... no te lo voy a perdonar esta vez, Mark —se aproximó al pelirrojo cuando la primera lagrima mojo su mejilla y la apartó con su pulgar. —Deja tus celos, hermano, sabes que eres más importante aunque salga con alguien... pero no puedes dejarme sin amigos o sin pareja... no quiero estar solo.
Los hombros de Mark temblaron un poco y War lo acercó a su cuerpo siendo abrazado fuertemente por él.
—Sabes porque me mudé, pero eso ya no importa ahora... Me gusta estar contigo pero quiero a Khao, quiero salir con él... no me hagas competir contra ti, Mark.
—Perdón... —el pelinegro abrazó a su hermano más fuerte antes de besar su mejilla mirándolo fijamente, su rostro tan parecido al suyo.
—No te disculpes, debí decírtelo antes, pero no quería pelear contigo.
Mark frunció el ceño después.
—¿Pero si puedo ser su amigo, no? Será muy extraño que salgas con él y que yo no le hable... —War sonrió sin poder evitarlo aunque el gesto se fue al recordar lo que había dicho First. —Puedes ganarle al tipo ese —le aseguró leyendo los pensamientos del pelinegro.
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—¡Ya voy! —gritó Zee mientras caminaba hacia la puerta pues no dejaban de tocar el molesto timbre.
Después de que un doctor revisara los golpes que había recibido por parte del psicópata de ojos amarillos, se dirigió al departamento tirándose sobre la cama sin sacarse la ropa, el despertador acababa de despertarlo pero en cuanto lo apagó, algún idiota empezó a tocar el timbre una y otra vez como si su vida dependiera de eso.
—Por supuesto, un idiota —espetó con el ceño fruncido y con todos los claros síntomas de una resaca, mirando al puto detective que estaba recargado en el marco de la puerta.
—Aparta, cabeza de mazorca —dijo haciéndolo a un lado y entrando como si el lugar fuera suyo.
Zee suspiró tallándose un poco la frente cerrando la puerta para luego mirarlo.
—No es un buen momento, lárgate —le señaló la puerta.
—¿Qué te paso en la nariz? —preguntó Jeff ignorando lo que había dicho y después caminando hacia la cocina, el rubio lo siguió enseguida.
—¡Eh! No puedes entrar a una casa ajena sin permiso y... ¡No te comas mi emparedado! —le gritó, arrepintiéndose al sentir punzadas en la cabeza.
—¿Alguien tiene resaca? —preguntó el detective con una sonrisa burlona.
—Deja de joderme, ¿sí? no entiendo para que siguen pagándote si no haces más que molestarme —murmuró el rubio antes de sentarse a la mesa y mirar como el intruso se comía su comida.
—Seguro que a tu padre le parecerá interesante ese... rasguño —señaló su nariz morada. —Y si tanto te jode tenerme aquí pues imagina cuanto me jode a mí —le sonrió—. Dime quien se encargó de decorarte la cara.
—First Kanaphan, está en la misma universidad... —le dijo. Era obvio que no iba a dejar de molestarlo y en este momento lo único que quería eran un par de aspirinas y dormir para no recordar lo que le había dicho el azabache.
Zee miraba fijamente la mesa como si fuera la cosa más interesante del mundo sin percatarse de la mirada afligida del detective en ese momento.
—Pero no importa, me lo merecía...
Levantó la vista al notar que el detective no había dicho nada y se topó con su dura mirada.
—¿Crees que fue él? ¿Qué hiciste para que Kanaphan entrara a tu departamento robándote el auto solo para quemarlo en la escuela, lugar donde obviamente lo verías? —Zee se removió incómodo en su lugar. —Te he preguntado algo y quiero respuestas, Zee.
—No lo sé —mintió y luego se levantó caminando hacia la puerta, escuchando los pasos del otro atrás de él—. Como veras este no es un buen momento —dijo sin mirarle—. Retírate, por favor.
—Me estoy cansando de toda esta mierda. Tomate unas aspirinas y date una ducha —dijo el detective saliendo del departamento. —La próxima vez que nos veamos quiero saberlo todo —y se fue.