Inocentes

22: Novio, miedo y te entiendo

Novio
Novio.
Novio..
Novio...
¡Novio!
¡¡Novio!!

—¿Qué? —fue lo que salió de la boca de War al escuchar a First decir aquello, soltando a Zee sin darse cuenta y provocando que cayera de culo ya que apenas se estaba sosteniendo de él.

—¿¡Que!? —gritó Zee desde el piso como si no hubiera sentido el golpe contra el asfalto al estar igual de sorprendido que War.

—Como escucharon inútiles, así que jodanse —espetó el azabache de ojos amarillos rodeando los hombros de Khao, y casi haciéndolo caer como si su cuerpo apenas recordara que estaba lleno de alcohol.

War apretó la mandíbula dando un paso hacia adelante. "No. Khao no podía ser novio de First, ¿cierto? ¿Desde cuándo? ¿Por qué no habían dicho nada?"

—¿A quién mierda crees que le hablas así, eh? —el de ojos azules miró a su izquierda en dirección a Mark quien acababa de regresar y veía a First con el ceño fruncido.

War conocía la expresión de su hermano y era la misma que ponía cuando pensaba partirle la cara a alguien. Aunque la idea era tentadora, Mark recibía entrenamiento especial como luchador, así que fácilmente podrían denunciarle si lastimaba a alguien, otra vez.

—¿Tienes sucias las orejas, nenita? —le preguntó First con una sonrisa ladeada. —Vete a la mierda, rarito.

—Te romperé la cara... —Mark empezó a aproximarse a ellos.

—¡Bueno, ya!

Y Mark se detuvo cuando escuchó a Khao gritar molesto, aun tratando de mantener lo más recto posible a First quien le hacía una mueca obscena al pelirrojo.

—¡Y tú también ya déjate de esas porquerías! —le gritó al azabache prácticamente en el odio.

—Ok, basta de drama... ni siquiera quería venir... por eso no me gusta salir entre semana —dijo Barcode ayudando a levantarse a Zee, quien se había quedado callado en todo momento sentadito en el piso.

—Ya llegaron los dos taxis, así que muevan el culo. ¿Puedes llevarlo a alguna clínica? —le preguntó el castaño a War señalando a Zee. El pelinegro apenas iba a negarse cuando volvió a hablar. —Nosotros nos iremos en el otro —se agachó recogiendo a Ta del piso que en algún momento se había quedado dormido.

—Es un idiota... —murmuró Mark ayudando a su hermano a levantar a Zee. —Joder... como pesas...

—Puedo ir solo, gracias —les dijo Zee con voz algo nasal pero obviamente también estaba ebrio, por lo que lo ignoraron por completo.

—Que divertido... —dijo War sarcástico una vez dentro del taxi.

—Será mejor que te bañes, Ta —ordenó Barcode en cuanto entraron al departamento. Lo dejó sentado en la tapa del excusado pero aun así sujetaba su brazo porque ni siquiera podía permanecer recto.

—Me duche en la mañana —logró murmurar antes de soltar una risita.

—Necesitas despejarte —el castaño estaba seguro que Ta no estaba en condiciones para entender por completo lo que decía, así que resignado empezó a sacarle la ropa.

—Ni se te ocurra decir que me aprovecho por esto —murmuró intentando sacarle el pantalón después de quitarle todo lo demás, pero terminó resbalando con el chico encima dentro de la bañera—. Maldita sea... —volvió a murmurar con el peso muerto del rubio que ni siquiera despertó con el agua helada.

¿Qué había pasado con los otros? A Barcode ni siquiera le importaba en ese momento. Como pudo se levantó con el rubio y lo sacó del baño, con el pantalón escurriendo y todo, hasta su habitación y lo dejo caer sobre su cama para luego desnudarlo por completo.

—Que desperdicio... hacía tiempo que no te veía desnudo y ahora lo hago y ni siquiera puedo aprovecharlo —bufó secándolo un poco antes de ponerle ropa interior y el pantalón de pijama.

Barcode se dio media vuelta con toda la intención de irse a su habitación para cambiarse y poder descansar por lo menos un par de horas antes de ir a la universidad, cuando el rubio tomó su brazo.

—No me dejes solo —murmuró con los ojos algo nublados.

—Venga ya, Ta...

"Nada como los borrachos con depresión", pensó irónico.

—No quiero que me marque, no quiero escucharlo, tengo miedo —el ojiverde se sorprendió al escucharle pues no sabía a qué se refería, pero su miedo a pesar de estar ebrio se escuchaba real.

—Suéltame ya, maldita sea, First, suéltame —insistió Khao. Le había acompañado a su habitación, ya que su caminar no era muy recto que digamos, pero el azabache se le lanzó encima nada más se acercaron a su cama y se negaba a soltarlo.

—No cierres los ojos —casi le gritó, pues era claro que se estaba quedando dormido.

—Despertaras a Ta, le da sueño cuando toma —respondió First con voz adormilada sin abrir los ojos y sin aflojar su agarre.

Khao suspiró dejando de moverse, era obvio que el azabache era más fuerte que él.

—No debiste decir que somos novios, no lo somos, First —le dijo después, apenas recordando aquello y sonrojándose un poco.

"¿Por qué me quejo ahora si ni siquiera lo aparté cuando me besó?", pensó Khao, de haber sido Zee le hubiera escupido en la cara seguramente.

—Perdona, no te lo pedí correctamente.

Khao se quedó estático. ¿First acababa de disculparse? Sus ojos estaban abiertos con sorpresa y tenía los labios ligeramente separados.

—Así es. Estoy disculpándome solo porque estoy ebrio y mañana fingiré no recodarlo —el azabache giró los ojos como si hubiese leído sus pensamientos. Miró al rubio serio... bueno, lo más serio que podía estando ebrio. —Iba a pedírtelo el otro día... pero no estabas de humor.

Khao frunció el ceño.

—Es raro que no esté de buen humor... —dijo más para sí mismo que para First.

—Te hice enojar —pero aun así él contestó antes de darle otro beso en los labios, esta vez fue un simple rose, y volvió a cerrar los ojos. —No tengas miedo de mí, yo no te lastimaré.

—First... —el rubio no quería escuchar aquello, no quería que mencionara lo que pasó con Zee.

—Sé lo que se siente... y por eso no lo haré —First volvió a abrir sus ojos y le mostró a Khao la sonrisa más bonita que alguna vez vio—. Confía en mi Khao, y enséñame a confiar... —y se durmió.

"¿Qué quiso decir con lo último? ¿Sabe lo que se siente?"

Khao suspiró profundamente antes de terminar de acomodarse, resignándose a la idea de que dormirían nuevamente juntos. Aunque el azabache le dejó tantas dudas que el sueño se le había quitado.