Capítulo 16

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𝐋𝐨𝐯𝐞𝐥𝐲 𝐖𝐚𝐥𝐤𝐞𝐫.✞

Consecuencias.

Quito el sostén una vez llego al baño y pongo pernillo. Noto que mi pecho izquierdo está morado, un líquido sale él y aunque parece perfecto el color lo aniquila.

Jamás me había sentido tan horrible después de salir de allí. El vacío en mi pecho me atraviesa enviándome contra la puerta mientras el cristal del baño me muestra que no importa cuánto haya querido salir adelante, el pasado siempre me dejara la herida más grande.

Cubro mi boca para ahogar los lloriqueos que no son más que gritos de dolor y lamento.

Me levanto con las manos temblorosas y quito mi ropa. No puedo dejar que me vean así, necesito ir con un doctor, pero no quiero que nadie sepa.

Me deslizo hasta quedar en el suelo de la ducha, y las venas en mi seno se comienzan a marcar. El pánico atraviesa mi garganta y no sé qué diablos hacer, todo sucedió desde que ese maldito me volvió a inyectar.

Sigue siendo el mismo egoísta e imbécil de toda la vida. Sigue siendo del que elige derribar a otros para conseguir lo que quiere, y sin embargo es mi única salida.

Me arreglo y busco algo para que no se note el líquido que sale de mí. Elijo el uniforme y me pongo algo de corrector para evitar que se siga viendo que no he dejado de llorar.

Tomo mi teléfono antes de salir y marco el número de Elton, salgo de mi cubículo y tomo el elevador, me miro en el espejo para ver si aún me veo de la mierda y sí, pero no tanto. Me veo hermosa, y jodidamente ardiente.

—¿Sí, muñeca? —responde cuando casi se corta.

Salgo del elevador topándome con guardias reales deambulando y hombres de Tayler que me hacen una reverencia indicándome por dónde pasar.

—Necesito de tu ayuda —susurro—, estaré en el laboratorio de principiantes.

—Ok, enseguida.

Llego al laboratorio y lo primero que veo es una cara familiar que no me agrada mucho a decir verdad.

Por ello mejor me trato de largar antes de que se arme un show, ya suficiente tuve con ese energúmeno que parece que ya no conoce de decencia. «Se quedó con esa maldita», casi siento que la carne me tiembla de los malditos celos.

Los problemas me siguen, y es como lo dijo Andersson; hueles a muerte.

—¡Hey, tú! —la voz de Desire trata de detenerme pero no hago caso.

Y... antes de que tome la perilla me jala empujándome contra la pared a lo que yo respondo con un empujón. «Duele»

—¿Qué mierda quieres? —espeto.

—Te crees mucho mejor que todos —empieza—, pero no eres más que una zorra quita maridos. Una perra que busca a quien follarse, no se me olvida tu historia con Damon, ni tampoco con Makris, y mucho menos cuando le rogaste al ministro que te salvara, por suerte es un hombre de buen gusto y no acepto a zorras como tú.

La rabia me traspasa cada poro de la piel y debo respirar porque de lo contrario la matare.

—No tienes derecho de hablarme así, y si no tienes un argumento válido prefiero largarme... —digo haciendo ademán a irme y otra vez me empuja.

𝐄𝐬𝐭𝐨𝐜𝐨𝐥𝐦𝐨 4 (+21) ©  BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora