Capítulo 57

988 82 229
                                    

Tayler Aragon.
🗡️

No me dejes

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


No me dejes.

«¡No vuelvas a tocarme nunca más!», su voz y ojos recorren mi mente.

«Nunca más»
«Nunca más»
«No vuelvas a tocarme»

Paso las manos por mi cabello yendo al bar, lidiando con la sarta de intrusos que hay en la fortaleza. Todos son unas arpias de doble filo, pero la mayor acaba de largarse con probablemente su otro amante.

La simple idea de que esos malditos la tocaran, que arqueara la espalda estando con ellos, que gimiera mientras yo trataba de protegerla... la bilis se me dispara haciéndome aventar la maldita botella de ron.

Todo lo que he hecho y planeado para mantenerla con vida, cada acuerdo que he roto, cada persona a la que he matado. ¿Cómo me digo a mí mismo que no valió la pena? Joder, creo que es para lo único que vivo.

«Ella no me haría eso», me repito una y otra vez, tratando de no pegarme un tiro. No puedo, no puedo.

Algo me hace falta, yo sé que es, y no quiero ir tan rápido, no quiero doblarme tan rápido. Pero ya no puedo respirar. No sé porque la dejé ir, debí amarrarla a la cama pero igual se iba a soltar, no importa si ella realmente jamás quiso estar ahí. ¿Ella no quería?

Si ella no quería estar conmigo y sólo me uso, actuó, . Ella actuó. Yo le pagué las clases de actuación. Debí saberlo, pero ella no podría fingir por tanto, si ella me odiara... quizá no es así, yo... yo sentí algo. Sé que no es mentira lo que veo en mis mercurios. Pero de ser así... si ella realmente lo quiere a él y en mi cama estuvo por conveniencia... entonces yo... no.

Nunca me dijo que no, aunque fingiera... me aflojo la corbata. Me tiemblan las manos y trato de apretar los labios temblorosos.

El silencio en la sala se hace presente y me enfrento a la cara de horror de un montón de idiotas. Niños gritando y corriendo, los odio, son un puto dolor de cabeza. Eliot se largará con su padre porque no puedo tener al hijo de el enemigo en casa, y tuve a la maldita rata bajo mi manto años, sabiendo que me apuñalaría tarde o temprano. Lo sabía y aún así la dejé apuñalarme.

Habría aceptado todo, pero me mintió, guardo el secreto hasta que él casi me mata. Ella sabía que lo haría y no le importo, pero algo en mi pecho me dice que tampoco me interesa que no lo hiciera.

—¡Largsense! —grito tirando los vasos de la barra.

Un montón de mocosos salen gritando y en el umbral veo al maldito de Carsten con su bastardo que abraza a sus bastarditos. Me aflojo la corbata un poco más y entrecierro los ojos hacia esos malditos.

𝐄𝐬𝐭𝐨𝐜𝐨𝐥𝐦𝐨 4 (+21) ©  BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora