🤍Extra Navideño🎄🤍

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Este capítulo puede tener errores ortográficos y de tiempo. Aún así. Disfruten.

Lovely Walker.

Para siempre.

Bebo un trago de vino mientras Elton me pasa la esfera de cristal con pequeñas cerezas dentro. El sonido de la chimenea y las luces adornan el lugar volviéndolo cálido.

Niebla se acerca al árbol y Elton casi se infarta cuando una esfera cae en la alfombra blanca que está debajo del árbol.

—¡Niebla me vas a sacar los bebés! —me burlo de su drama y coloco la esfera en lo que niebla lo ignora subiéndose al sofá del centro de la sala—. ¿Quieres ponche?

Asiento dejando la copa en la mesa de cristal y verifico que mis regalos estén completos, sin retrasos de envío. Cuento las esferas y anoto mentalmente las que faltan. Un calor me abruma la espalda y guardo mi teléfono viendo a Elton desaparecer por el pasillo a la cocina. La fortaleza es grande pero se siente como un hogar.

Saboreo su aroma y echo la cabeza hacia atrás chocando con su pecho, le sonrío, envuelvo sus manos con las mías y aprecio la hermosura de hombre que tengo.

—¿Encontraste ron de calidad? —giro para pararme de puntitas buscando un beso que no me da.

—¿Sabes las vulgaridades que estoy pensando mientras te veo acomodar esferas en shorts y con caletas peludas rojas? —me aprieta hacia él pero no puedo contener el calor de mi mejillas.

—Supongo que debes mencionarlas —acaricio su labio inferior con mi índice, enterrando mi uña—. ¿Sabes cómo no vas a escapar?

—Ilumíname —inclina su boca a la mía y casi me desmayo.

Sonrío. Me impulso y envuelvo sus caderas en lo que él me sostiene el trasero más de lo que debería. Con una mano quita el cabello de mi rostro.

—Muérdago —susurro acercándome a sus labios—. Debes besarme o no te darán regalos.

—Me encantan los regalos —sonríe de lado y ese colmillo me hace palpitar—. Sobre todo cuando eres uno de ellos.

—Tengo un regalo para ti —sonrío contra su labios—. Te va a encantar, vamos tener muchos regalos.

—¿Pondrás un nota donde estén tus labios olor a cereza? —inquiere acariciando mi nariz con la suya.

—¿Tú me darás nota?

—Siempre preferí el Anónimo.

—Mi acosador anónimo...

Hace cara de asco y frunzo el ceño, alejándome un poco de sus labios.

—¿Te doy asco? —mi corazón se encoge.

Enarca la ceja, indignado.

—¿Te falla, no? —me aprieta a él y jadeo contra su boca en lo que aparta el cabello de mi rostro—. Lo que sea que hay en la cocina, pero a ti te comería embarrada de eso.

—Que romántico, anciano.

Pongo el muérdago sobre su cabeza y no pierde tiempo estampándome contra su boca, nuestros dientes chocan, mi lengua y la suya se encuentran en un mar de sensaciones de las que soy prisionera, jadeo y dejo caer el muérdago así como mi gorro de santa cae al sentir sus dedos envolviendo mi cabello.

𝐄𝐬𝐭𝐨𝐜𝐨𝐥𝐦𝐨 4 (+21) ©  BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora