Capitulo 7

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Lovely Walker.

El destino no miente.

Sus manos recorren mi piel y siento que el calor inunda mis poros cuando unos labios cubren los míos. El hambre me puede y abro los ojos sintiendo la decepción cuando lo que busco no lo veo, pero sonrío cuando los rizos alborotados chocan con mi frente.

—¿Te gusta? —inquiere deslizándose a besar mi cuello y pechos.

—Sigue —le pido.

Estiro la mano para tomar otro condon del cajón. Lame y me desespero, sólo quiero que me folle, le paso el condon y le hago una llave para quedar ahorcadas sobre él una vez se lo coloca.

—Eres increíble —gime cuando balanceo mis caderas buscando mi placer—. ¡Jesucristo!

Aprieta mis glúteos y salto desesperada por más.

—Dios —eleva la pelvis...

—¡Aguanta! —suplico poniendo la mano en su pecho—. Por favor.

Asiente mordiendo su labio. Cierra los ojos mientras pierdo el control, pero no ardo, me desespero, por el fuego que sentí cuando lo besé, y Reid usa los dedos estimulándome. Me jala hacia él. Rodea mi cintura con sus brazos cortándome la respiración mientras jadea.

Besa mis labios y respondo cuando azota su pelvis y también yo. El placer me llega y jadea dando tres azotes más. Caigo en su cuello y se sale de mí para quitar el condon.

—¿Qué hora es? —jadeo.

Tenemos un juicio que hacer y después iremos a cenar. Reunirnos con la secretaria técnica que lleva a cabo la organización de este.

Besa mis labios y mira su reloj.

—Tenemos tiempo —sonrío abrazándolo.

—¿Otro? —le pregunto sacando un condon más...

El teléfono de Reid suena y me asusto. Responde mientras comienzo a reírme.

—Lo siento, nos quedamos dormidos —dice y abro los ojos como platos—. Sí, ahora vamos.

Cuelga y me desarmo a carcajadas.

—Nos van a sancionar —se deja caer en la cama—. Que bueno que no somos de la milicia o vendrían a meternos a la cárcel.

—¿Tenemos tiempo? —le digo levantándome—. Podemos aprovechar la ducha.

Niega resoplando.

—Me vas a matar —cubre su rostro cuando me levanto desnuda.

—Usted se lo pierdes, agente. —le guiño el ojo.

—Me arriesgaré.

Le aviento un beso y me doy una ducha cambiando mi parche por otro nuevo. Me doy mi tiempo y cuando salgo él ya se esta vistiendo ya que se dió una ducha en el baño de servicio. Nos apresuramos a las oficinas una vez estamos listos.

Me besa una vez entramos al elevador para la sala de juntas. Cuando se abre el elevador arreglo mi uniforme y le cubro los chupetes a Reid con la mascada. Corremos y me aseguro de que nada falte...

—¿Qué horas son estas, tórtolos? —nos regaña Klein desde la puerta.

Y, así mi mañana se va a la mierda con Elton en la maldita sala de juntas y el Coronel Lee que no hace más que obligarme a hacer cosas que no quiero. No entiende que no quiero.

—Buenos días —digo y Elton me escanea.

Responden y nos sentamos. Los demás no están, y eso me asusta.

𝐄𝐬𝐭𝐨𝐜𝐨𝐥𝐦𝐨 4 (+21) ©  BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora