Capítulo 26

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Tayler Aragon.


Legado.

Tiemblo tratando de escuchar lo que dicen pero no me enfoco. Confié en ella y lo sé, pero no soporto no estar allí. Algo no se siente bien, mi dulce y maldita mujer está arriesgándose.

Si Dios existe necesito que me dé algo paciencia porque ya no me queda. Hay un diablo enjaulado en mi pecho y si algo pasa...

«Paciencia», me exijo. Ella quería esto así que le daré confianza. Confianza que está asfixiándome desde que el Miller dijo que el maldito bastardo de Andersson quería tocarla... algo me dice que algo más paso.

Cuento los segundos desde mi posición con el peso en el edificio. La pierdo de vista después pero aún veo su punto de trayecto. Si no sale en el tiempo acordado voy a reventarlos a todos.

Tengo muchas cosas que hacer. Sobornar a testigos para que no digan... matarlos sería mejor, no tengo ganas de una piedra en mi camino. Necesito al dragón en acción y casi podría decir que siento lástima por el bufón. Si mis decisiones salen a la luz puede salir perjudicado y eso no me molesta, es un hombre con poder puede resolver sus asuntos.

La pantalla de mi antebrazo vibra y descanso el mirador para observar qué diablos quiere el bufón.

Sin embargo, lo que me deja con la piel helada es lo que veo. Está siendo transmitida...

—¿Tayler, lo ves? —habla en mi oído.

Me levanto, tomo el francotirador que me dió el dragón y corro hasta sentir que los pulmones me arden. Bajo las escaleras y salto dos pisos para acortar mi camino. Esto no es un rescate, es una trampa para ella.

—¡Tayler!

Escucho pero no respondo y no me importa, bajo las escaleras del edificio brinco dos pisos cuesta bajo tratando de llegar donde todos. Le van a arrebatar todo...

Algo en el pecho se me comprime, el aire me hace falta, las manos me laten. «Me la van a matar»

Ya no la voy a perder. Ella es mía desde siempre, y quise ser bueno pero no lo seré de nuevo, no, porque si lo soy van a derribarmela. Su alma, y el brillo que pude presenciar este fin de semana. «¡No me la van a apagar, carajo!»

Algo me tira y trato de apartarlo pero los ojos me arden, no veo sólo quiero ir hasta allá y matarlos a todos. No debí dejarla ir, pero es fuerte, ella necesita saber que puede, compensar todo lo malo qué pasó con el poder que tiene.

—¡Hermano, ya! —me grita—. ¡Tranquilo! Lo solucionaré.

—¡Suéltame! —empujo al bufón.

Me levanto tratando de enfocarme. El pecho me retumba y determino a mis hombres y que cubren la entrada de la zona sur.

Miro al bufón tratando de respirar.

—El vídeo...

Asiente acomodando su uniforme.

—El mundo aún no está listo para esto —palmea mi hombro—, necesito de tu ayuda.

𝐄𝐬𝐭𝐨𝐜𝐨𝐥𝐦𝐨 4 (+21) ©  BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora