Capítulo 38

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Lovely Walker.

🕷️🩸

Coño de Oro 2/2


Las bailarinas, hombres de la mafia y empresarios me aplauden ante el acto y sonrío con todos los dientes guiñando el ojo al pelinegro de tatuajes que me espera muy tranquilo en el sofá rojo donde el demonio de Amsterdam se la pasaba observándome

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Las bailarinas, hombres de la mafia y
empresarios me aplauden ante el acto y sonrío con todos los dientes guiñando el ojo al pelinegro de tatuajes que me espera muy tranquilo en el sofá rojo donde el demonio de Amsterdam se la pasaba observándome. Es soportable pero es un prepotente de mierda como todo niño rico que acaba de entrar al negocio de papá. Puedo verlo por la manera en que me mira y paga por mí.

Mi aura de tranquilidad se ve dañada por Desire que entra con Selinne a lo lejos y me sonriente mientras muevo las caderas haciendo que las lentejuelas suenen. Llevo una boa roja en el cuello, dejo que la lengua acaricie mi mejilla y le aviento un beso a esas estúpidas. ¿Qué diablos hace Selinne aquí? ¡La van a reconocer!

«¿Por qué no se han ido?», trato de apartar los malos pensamientos.

Pensándolo bien, ojalá que la reconozcan y la maten.

Sí, sí.

Hoy me toco ser dominatrix exótica y disfruto de estos bailes más que nada porque normalmente soy una sumisa sin solución y me encanta.

Sigo hipnotizando al sinfín de hombres que avientan billetes y hacen apuestas para tenerme sobre ellos pero el hombre del sofá ya pagó por mí y le bailo como me pidió, la serpiente se desliza de mi cuerpo, enamorando a todo aquel que me escanea, arden en llamas por mí. Me mueven si me muevo, mandan más dinero si aviento un guiño. Están totalmente sumidos a la hipnosis carnal, y puedo ver a esas mujeres mirarme de la misma manera, una mujer pago por mí pero lamentablemente el tipo de tatuajes es el mejor postor.

La boa es pesada pero somos una misma a la hora de movernos, ella me sigue en cada movimiento y atrapo los bastones que me lanzan, los enciendo con una correa de lima que arrojo a la tarima con discreción. Los paseo por mi cuerpo y los lanzo al aire para que un chico los apague después de atraparlos.

De la nada el clan de reúne a verme bailar y las luces parpadean como nunca. Estoy bailando para mis enemigos, puedo entender su italiano pero soy buena actuando y no me reconocerán con el disfraz y antifaz de látex.

Me inclino hacia adelante sin dejar de moverme, haciendo una perfecta curva de mi espina dorsal que resalta mi trasero así como la serpiente se desliza por mi columna hasta enroscarse frente a mí. Los aplausos me erizan y las chicas se unen haciendo parte del espectáculo. Me cubren agitándose mientras aprovecho a quedarme en un top y una tanga llena de tiras y pedrería para posar por última vez con la boa.

𝐄𝐬𝐭𝐨𝐜𝐨𝐥𝐦𝐨 4 (+21) ©  BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora