Las Siete Voces [+21]

Capítulo 6

Atenea.

Estoy entrando a las inmensas instalaciones y raramente siento una grata familiaridad con todo lo que me rodea.

En realidad me pasa desde que pise rusia.

Voy mirando los alrededores cuando de la nada algo choca contra mi.

Siento que esto es un puto cliché lésbico.

Ahora nos enamoraremos como dos idiotas, adoptaremos dos bebés y un perro y nos casaremos en las Vegas.

Miro a la chica que chocó conmigo tendida en el piso junto a sus cosas y las mías.

***: Lo siento, no te ví.

Si no me lo dices no me doy cuenta.

Atenea: No te preocupes, yo tampoco te vi.

Detallo bien a la chica y es muy bonita. Tiene el cabello de un negro muy sedoso y brillante y unos hermosos ojos azules.

Perece amigable.

***: No te había visto por aquí ¿Eres nueva?

Se sonroja un poco luego de pensar no sé en qué y vuelve al ataque.

Parece que está nerviosa.

«Que estúpida, es obvio que eres nueva, si no ya te hubiese visto... lo siento, cuando me pongo nerviosa suelo hablar mucho»

Demasiado.

Atenea: No te preocupes, si soy nueva en este pueblo.

No es que quiera ser borde ni nada, pero es que necesito buscar los putos horarios.

***: ¿Me podrías decir tu nombre? Es que llevamos un rato hablando y no sé cómo llamarte, por cierto, mi nombre es Lía.

Me parece una chica muy tierna, podría ser mi amiga o mascota.

¿Quién sabe?

Atenea: Soy Atenea, un gusto ¿Me podrías decir dónde queda la oficina del director?

Ojalá pueda ayudarme.

Lía: Oh, claro, te mostraré dónde queda, pero ten en cuenta que es un viejo medio amargado y un poco pervertido.

Lo que me faltaba.

Solo asiento como mi cabeza y ella empieza a guiarme por las instalaciones de mi nueva universidad.

Es hermoso.

Lía: Es aquí.

Veo frente a mí una puerta caoba con una placa y el nombre del director.

Epifanio Garza.

Arrugó la cara cuando leo su nombre ¿Es un chiste o su mamá lo odiaba desde que nació?

Lía: Si, es un poco raro.

Suelta una risita que me contagia.

Atenea: Si así es su nombre no me quiero imaginar lo que será el.

Sin más tocó la puerta y espero hasta escuchar un pase.

No lo hago, la puerta se abre y por ella sale una mujer de algunos 35 años arreglándose la camisa y con el cabello desalborotado.

¿La confundieron con una gallina o qué?

Parece.

Wakala ¿Eso es semen?

Atenea: Tienes algo aquí.

Le digo señalando su barbilla.

La mujer se limpia y cuando mira su dedo casi parece un volcán en erupción no sé si por vergüenza o por enojo.

Como no sabe qué decir sale disparada.

Lía: Y esa... esa es la secretaría.

Es un poco muy obvio.

Atenea: Si, lo supuse.

Sin más entro a la oficina y me encuentro con un señor pelón, bajito y gordo.

Tiene todo para ser un pervertido.

Atenea: Buenos días señor Garza, vengo a retirar mis horarios.

Sr Garza: Esos temas se tratan con la secretaria, señorita.

Me dice claramente enojado y sin mirarme.

Atenea: Oh, lo siento pero la secretaria no estaba en su puesto.

No miento, la secretaria estaba muy ocupada ordeñando una vaca.

El director levanta su cabeza, lo primero que hace es mirarme las piernas, sigue con su recorrido y se queda en mis pechos.

Que asco.

Sr Garza: Yo podría proporcionarle esos horarios señorita ¿Cómo me dijo que se llamaba?

Dice todo esto lamiendo sus labios y con una mirada oscurecida que lo que me causa son arcadas.

Atenea: Atenea Smith.

El director por fin levanta su cabeza y cuando me ve a la cara se tensa.

¿Qué le pasa a este?

Sr Garza: S...señorita...

Dice algo que no logro escuchar pero su cara se pone con un papel.

Empieza a buscar en su escritorio y saca una hoja, supongo que mis horarios.

Sr Garza: A...aquí tiene, puede empezar cuando quiera, no hay prisa.

Su mirada dejó de ser lujuriosa y ahora es ¿Asustadiza?

¿Se supone que esto es lo que se dice en estos casos?

No.

Atenea: Gracias.

Le digo algo extrañada, tomo mis horarios y salgo de ahí para encontrarme con Lía sentada en una silla esperando por mí mientras juega con el teléfono.

Me agrada esta chica.

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Nota de la autora.

Arriba les dejó una foto de Lía.

Déjenme saber si les está gustando la historia.

Hasta pronto, queridos wattperos.