Atenea
Salgo del baño luego de lavarme la cara y los dientes y refrescarme un poco.
La situación que estoy viviendo con estos chico me parece surreal pero tan correcta.
Salgo y me encuentro con los chicos sentados en la cama de forma obediente.
¿Quién lo diría?
Atenea: Iré a casa a cambiarme.
Inmediatamente esas palabras salen de mi boca todas las miradas se dirigen hacia mí.
Zeus: Irás a tu casa y te cambiarás, a las cinco pasaremos por ti para ir al cine todos juntos.
Asiento con mi cabeza.
Veo como Hades palmea sus piernas y yo solo me le quedó viendo.
Hades: Ven aquí o no te gustará el castigo que te será empleado, pequeña.
Y una jodida vena sumisa se implanta en mi cuerpo, ya que con la mirada gacha me dirijo a donde está sentado y me siento en sus piernas.
Hades: No sabes cómo me pone que cumplas mis órdenes.
Pone una mano en mi muslo y otra en mi cintura dando pequeños masajes.
Acerco mi boca a su oído.
Atenea: Aprovéchate, un día de estos estarás debajo de mi cumpliendo todas mis demandas como un muy buen sumiso.
Muerdo el lóbulo de su oreja y siento como algo en mi trasero crece.
Hades: Veremos quién da las órdenes cuando estés gritando mi nombre con mi polla enterrada en lo más profundo de tú ser.
Mojé.
Toma mi nuca y me besa de forma brusca, mete su lengua en mi boca y cuando siento que el oxígeno me está haciendo falta muerdo su labio inferior y me separo con una sonrisa y la respiración acelerada. Me levanto de sus piernas y beso castamente los labios de los chicos.
Atenea: Nos vemos a las cinco, Hades y Zeus saben mi dirección.
Y vaya que lo hacen.
*****
Llegó a casa, son como las once del mediodía y estoy más que segura de que Robert y Tina están en casa, tenía mucho que no los veía ya que suelen desaparecer y volver más extraños de lo que ya son.
Entró a la casa y todo está en silencio, pero de repente sale Robert de la cocina y no parece muy feliz que digamos.
Robert: ¿Dónde estabas?
Pregunta de una forma que hasta parece que está gritando
¿Y este qué?
Atenea: Estaba en una fiesta y se me hizo tarde para llegar así que me quedé en casa de una amiga.
Tampoco le diré que unos dioses me hicieron un fantástico oral y me quedé a dormir con ellos.
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Las Siete Voces [+21]
Любовные романыCuando empiezas a cuestionarte el motivo de tu existencia sabes que no todo va tan bien como aparenta, todo esto Atenea Smith lo sabe muy bien. Levantarse y saber exactamente lo que harás llega a tal punto de resultar asfixiante, todo esto hasta que...
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