Atenea
Siento mi cuerpo flotar, como si estuviera en todos lados y en ninguno a la vez, escucho voces pero no puedo identificarlas ni reconocer a quienes pertenecen ¿Dónde estoy?
Todo a mi alrededor es blanco, pulcro y jodidamente tranquilizante, solo estoy yo y no sé si sentir tranquilidad o inquietud.
¿Me morí acaso?
¿Por qué siento una opresión en mi pecho al pensar en qué quizás esté muerta? Es algo normal, nacemos con el propósito de vivir para en un momento determinado morir, dándole paso a otra vida, pero yo no quiero morir, no siento que deba hacerlo ahora. Mis pensamientos sobre el propósito de la vida llegan a su fin al ver una luz segadora en una esquina del pulcro e inmenso lugar.
¿Por qué siento que me llama?
Ven, entra.
Ven, descubre.
Ven, recuerda.
Sacudo mi cabeza al escuchar una voz en mi cabeza repitiendo constantemente las mismas tres frases.
¿Me estoy volviendo loca? Bueno, un poco loca ya estoy pero ¿Más loca?
Mi cabeza comienza a sentirse pesada y un tanto mareada.
Atenea: Silencio, me aturden.
Siguen y siguen.
Atenea: Carajo.
Murmuró por lo bajo, el dolor se está haciendo insoportable, no aguanto el zumbido que se instala en mi cabeza por las voces que se escuchan en la misma.
De repente todo se detiene y a mi mente vuelven a llegar todos esos sueños que una vez tuve y no entendía, ahora algo es diferente, algo ha cambiado, ahora si los comprendo, esa niña, esa pequeña pelirroja con pecas era yo y esos niños pelinegros y pelirrojo eran los Smirnov pero ¿Por qué?
Los apodos.
Sus cabellos.
Su trato conmigo.
La familiaridad que sentía con ellos.
Todo encaja ¿Cómo no lo ví antes? ¡Son mis jodidos hermanos!
Mierda, son mis hermanos ¿Cómo debería sentirme ahora? ¿Por qué no los recordaba?
Ven, descúbrelo.
Está vez, haciéndole caso a los susurros incesantes de mi cabeza me dirijo con pasos dudosos a la luz blanca que cada vez brilla más, es como si te incitara a entrar en ella o tan siquiera a tocarla. Camino hacia la luz pero el camino se hace eterno, cada vez más largo, cada vez más lejos, aceleró el paso viendo cómo la luz va dejando de brillar poco a poco y antes de que está se apague llegó a tocarla.
Siento mi cuerpo dividirse en miles de partículas, dejó de escuchar los incesantes susurros que me tenían aturdida, dejó de sentir preocupación por si estoy muerta o no, dejó de pensar, dejó de ¿Existir?
Cierro mis ojos disfrutando de la sensación que me da el hecho de estar flotando en la nada misma, me siento una estrella más en el cielo pero ¿Eso es bueno o malo?
No has muerto, aún no es tú tiempo.
Con ese último susurro me permito relajarme, no estoy muerta pero ¿Cómo estoy entonces? ¿Qué hago aquí?
Veo muchas esferas grandes con imágenes, imágenes de esa pequeña pelirroja en diferentes etapas de su vida, de mi vida. La mayoría son sueños que alguna vez tuve y ahora entiendo. Veo una que llama mi atención, soy yo pero de aproximadamente dieciete años, impulsada por la curiosidad me dirijo a esa esfera queriendo saber más de su contenido, nuevamente siento mis partículas dividirse y cuando menos me lo espero estoy en ese momento, el que se reflejaba en la esfera.
Flashblack.
Zeus: Queremos decirte algo, cerecita.
Veo a todos mis hermanos entrando a mi habitación sin tocar, como ya es costumbre.
Atenea: Claro, sientense, los escucho.
Mi voz sale dulce, cargada de emociones.
Hades: Le gustas a Bastian.
Siempre tan directo, me sorprende lo que dice pues Bastian a pesar de ser un amigo de la infancia nunca se me ha insinuado ¡Me trata como una hermana!
Casi me río, no es un buen ejemplo teniendo en cuenta que llevo años enamorada de mis hermanos y que mantenemos una relación de un año ya.
Ares: El quiere que lo incluyamos en la relación.
Suelta renuente a la idea, es un celoso de mierda bastante tierno, todos son celosos en realidad.
¿Escuché bien? No sé si sentirme ofendida o enojada por la idea de que quieran incluir a alguien más a la relación, aunque sea su mejor amigo.
Zeus: Sabemos que nunca podrías enamorarte de él cerecita, nos amas a nosotros.
Hermes: Solo a nosotros.
Arqueo una ceja mirándolos, ellos en serio le tienen muy poca fé a Bastian o no aceptarían está estupidez ni siquiera por que se tratase de su mejor amigo.
Atenea: ¿Quién lo dice? Puedo enamorarme de él.
Está vez mi voz no sale como al inicio, no, estoy enfadada, pero eso no evita que me deleite viendo como sus puños se cierran a sus costados y sus ceños se fruncen.
Thor: No, tus nos amas a nosotros.
Atenea: Debieron pensar en eso antes de darle rienda suelta a su amigo para acercarse a mi, ahora que lo pienso, no me parece tan feo después de todo.
Técnicamente feo no es, todo lo contrario.
Apolo: Nosotros...
Antes de que siga hablando decido callarlo, no me comprara con palabras bonitas.
Atenea: Me duele que hayan hecho esto sin siquiera avisarme cuando saben muy bien que yo estoy en medio de todo esto.
Necesito aire
Salgo de la habitación dejándolos enojados y pensativos, escucho como cosas se rompen, pero lo ignoro y salgo de mi casa, me monto en el carro y arranco rumbo a la playa, ellos me buscarían en el bosque y yo necesito pensar.
Si no lo hago terminaré acabando con medio pueblo.
Manejo a toda velocidad sin importarme nada más que llegar a mi destino, está un poco lejos pero el viaje me ayudará a aclarar mis pensamientos.
¿Cómo se atreven? ¿Cómo no me había dado cuenta de los sentimientos de Bastian? Siempre pensé que me veía como su amiga, nada más.
Quizás deba darles un lección.
Nota de la autora.
En el próximo capítulo descubriremos cómo Nea perdió la memoria ¿Ansiosos?
Espero les haya gustado el capítulo.
Hasta pronto, wattperos.
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Las Siete Voces [+21]
RomanceCuando empiezas a cuestionarte el motivo de tu existencia sabes que no todo va tan bien como aparenta, todo esto Atenea Smith lo sabe muy bien. Levantarse y saber exactamente lo que harás llega a tal punto de resultar asfixiante, todo esto hasta que...
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