Capítulo 22

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Ares.

Verla después de tanto tiempo, después de pasar un infierno creyéndola muerta, verla respirar y tranquila en brazos de mis hermanos me da paz.

Joder cuando me enteré que estaba aquí por un rumor en los pasillos del psiquiátrico no dudé en salir de allí e ir a por mi reina, mi otra mi mitad, mi gruñoncita.

Hades: Pronto podrás hablarle.

Esa es otra cosa, no puedo acercarme a ella así de repente por lo que con los chicos decidimos que sucedería de forma casual aunque no por eso dejaría de observarla.

Tocó su mejilla y me inclinó un poco para aspirar su fragancia.

Amo sentir nuevamente esta sensación.

Ares: Lo sé.

Todavía estoy molesto con ellos por no avisarme de su llegada, pero los entiendo.

Joder que lo hago.

Temían que vuelva a descontrolarme como cuando desapareció y nos dijeron que estaba muerta.

Ya no volverá a pasar, no con ella aquí junto a nosotros.

Detallo su bello rostro igual al mío, sus hermosas pecas que le dan una apariencia angelical, su naricita y sus apetecibles labios rojos naturales, sus largas pestañas y su hermoso y largo cabello rojizo igual al mío.

Simplemente perfecta.

Dejó un beso en su frente y me retiró de la habitación, no sin antes verla una última vez y cerciorarme de que estará bien.

Nos veremos pronto, gruñoncita.

Hermes

Todos se duermen y yo me quedo admirando a Atenea en mi pecho con un semblante tan relajado, imperturbable.

Hace tiempo que no sentía paz, hace tiempo que no la sentía a ella.

Por un momento sentí envidia de Apolo, poder probar nuevamente el néctar que tiene entre sus piernas sería un sueño, pero me parece descortés que bese sus vaginales antes que su boca y yo todavía no había tenido el privilegio de besar sus dulces labios.

Extrañaba sentir la textura de su boca contra la mía, su sabor dulzón y su lengua traviesa intentando darme batalla.

Una danza erótica.

Sin darme cuenta caigo en un profundo sueño con mi rostro enterrado en su cuello y sus pequeñas manos apoyadas en mi pecho.

*****

Despierto y veo que todos mis hermanos están perdidos en sus cabezas mientras miran a una Atenea aún dormida.

Me siento renovado y con más energía que todos los días, tenía tres años sin dormir bien, sin tener que usar somníferos, sin despertar a las dos horas y no poder cerrar los ojos nuevamente.

Me hacía falta tenerla entre mis brazos.

Hace tres años cuando nuestras vidas cambiaron, hace tres años que deje de hablar, hace tres años que solo sobrevivimos porque teníamos la esperanza de algún día encontrarla con vida.

Me perdí a mí mismo aquel maldito día lluvioso que creí perderla a ella.

Veo como Atenea va abriendo sus preciosos ojos mientras estira sus brazos.

Apolo: Buenos días.

Saluda muy animado, ni parece el mismo chico que puede partirte el cráneo si no le gusta tú mirada.

Atenea se ve un poco fuera de órbita hasta que me mira debajo suyo sin camiseta y se ruboriza, siento una gran impotencia al no poder expresar con palabras lo hermosa que se ve justo ahora y siempre.

Atenea: Buenos días.

Y hace algo que acelera mi jodido corazón podrido.

Joder... ella mirándome directo a los ojos me da los buenos días con lenguaje de señas.

Me quedo en estado de trance procesando lo que acaba de pasar.

Thor: ¿Sabes lenguaje de señas?

Se sonroja.

Atenea: Estoy aprendiendo, me di cuenta que Hermes no habla y no quería que se sienta excluido al no poder comunicarse conmigo- juega con sus dedos, está nerviosa- sé que quizás es un poco ridículo...

La cayó cuando impacto mis labios con los suyo en un beso dulce, nada comparado a los de anoche.

Mi ojos se cristalizan y los cierro fuertemente mientras la atraigo hacía mi pecho.

Esto que hizo, esto que hizo es demasiado significativo para mí, me demuestra que ella me toma en cuenta, que aún se preocupa por mi y mi sentir.

Joder, cuento la amo.

Hermes: No es ridículo, es un detalle muy importante para mí.

Atenea se separa de mí y me da un beso en la mejilla antes de levantarse de la cama.

Hades: ¿Para dónde crees que vas?

La toma del brazo impidiendo que salga de la cama.

Atenea: Está no es mi casa, no me siento cómoda estando aquí.

Cierto, está es la casa de la rata de Paula.

Zeus: Nos iremos juntos ¿Quieres ir al cine esta tarde con nosotros?

Pregunta un poco nervioso.

Atenea: Mmm, claro.

Antes de que se vaya al baño la detengo.

Hermes: Gracias.

Ella se me queda mirando con el ceño levemente fruncido y me parece la cosa más tierna que he visto jamás.

Atenea: No tienes que agradecer, todavía se me dificulta un poco mucho así que tendrás que enseñarme.

Mientras hace las señas con sus manos va pronunciando cada palabra por si se equivoca en alguna.

Hermes: Para mí será un placer.

Su pequeña figura desaparece en el baño.

Mi pequeña osita es la única que puede calmar mis demonios.

Nota de la autora.

¿Qué les pareció el capítulo?

¿Quién es Paula? ¿Alguna teoría sobre ella?

Si les está gustando la historia voten y comenten, no sean lectores fantasmas.

Hasta pronto, wattperos.

Las Siete Voces [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora