Ares
Atenea: ¿Se estaban divirtiendo?
Escuchar su voz luego de tan sanguinaria situación es como un puto afrodisíaco.
Sabía que estaba aquí, sabía que nos estaba viendo. No por nada mi polla brinco contenta de un momento a otro al sentir una pesada mirada sobre nosotros, sobre lo que hacíamos.
Nos volteamos y en cuanto la veo con el deseo inundando sus orbes quiero saltarle encima, quitarle la ropa, empotrarla contra la pared y follarla salvajemente.
Luego recuerdo que es virgen y que no nos recuerda y se me pasa.
Atenea: Jugaron sin mí, es justo que yo también tenga una recompensa ¿No?
Tengo que tocarla, sin poder contenerme un segundo más me acerco a ella y tomo su pequeña cintura con mis manos deseoso de bajar mis manos y tocar aquello que tanto extraño.
Mierda.
Ares: ¿Qué quiere mi gruñoncita?
Si me pide la puta luna yo me vuelvo un jodido astronauta y se la bajo.
Siento y veo como su cuerpo se estremece.
Atenea: Quiero jugar.
Esas palabras provocan estragos en todo mi cuerpo pero concentrándose más en mi polla.
Tantos recuerdos.
Hades: ¿Qué quieres jugar, pequeña?
Aquellas palabras solo significaban un melodioso concierto de gruñidos, jadeos y gemidos.
Salgo de mis pensamientos para nada inocentes cuando siento que Atenea impacta sus labios con los míos, inmediatamente captó eso le devuelvo el beso con más hambre agarrando sus nalgas, siento como tiene que levantarse en puntas de pie mientras yo tengo que doblarme para atrapar sus labios.
Es tan pequeña y aún así nos tiene comiendo de su mano a nosotros que la doblamos en tamaño y fuerza.
Un poco cansado por la incómoda posición decido cargarla para tener más acceso a su boca y estar más cómodo sintiendo como sus pequeñas manos se envuelven en mi cuello atrayendo me más a ella mientras enreda sus piernas en mis caderas, siento la piel caliente de sus nalgas al haberse subido la falda que traía puesta.
El beso sigue haciendo que mi polla duela en mis pantalones, luego de un rato ella separa nuestros labios bajando los suyos a mi cuello donde besa y lame seguramente dejando marcas y sin poder evitarlo me tiene gruñendo como un adolescente hormonal.
Ya me tocará marcarte a ti.
Atenea: Quiero que me follen.
Susurra en mi oído haciéndome estremecer mientras siento mi polla sacudirse violentamente en mis pantalones.
Ares: No hasta que recuerdes.
Su aroma y su respiración en mi oído me tienen aturdido y no me doy cuenta de lo que estoy diciendo.
Atenea: ¿Qué?
![](https://img.wattpad.com/cover/351368127-288-k701307.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Las Siete Voces [+21]
RomanceCuando empiezas a cuestionarte el motivo de tu existencia sabes que no todo va tan bien como aparenta, todo esto Atenea Smith lo sabe muy bien. Levantarse y saber exactamente lo que harás llega a tal punto de resultar asfixiante, todo esto hasta que...