Capítulo 29

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Atenea

Veo a la misma niña de siempre en un columpio balanceándose mientras ríe y va cada vez más alto.

Un niño se acerca a ella y la niña intenta bajar antes de que llegue para correr a su encuentro, pero va muy rápido y alto y en el proceso se cae lastimando su rodilla, inmediatamente un llanto desgarrador empieza a escucharse llenando el silencio del hermoso jardín.

Veo como el niño se acerca corriendo preocupado y se agacha hasta quedar a la altura de la niña que no a parado de llorar.

Niño: ¿Estás bien, pequeña?

Niña: Me duele.

El niño se agacha hasta estar a la altura de su rodilla lastimada y le da un tierno beso a un lado.

Niño: ¿Te sigue doliendo?

Niña: Un poco ¿Me das chocolate para que deje de doler?

El niño se ríe.

Niño: ¿Qué es lo que tienes en tus mejillas?

La niña tenía toda su tierna carita embarrada de chocolate, dejando en evidencia lo que había estado haciendo.

Niña: Mamá dijo que podía comer un chocolate luego de la comida.

Niño: No es hora de la comido aún, pequeña.

Le da un tierno beso en la frente mientras la niña se vuelve un volcáncito.

Niña: Pero...

Niño: Eres una pequeña traviesa.

Niña: ¡No soy pequeña!

Niño: Si lo eres, eres mi pequeña.

*****

Mis ojos se van abriendo y siento una molestosa luz blanca cegando por un momento mi vista, parpadeo intentando adaptarme a la claridad y cuando lo hago solo veo blanco, paredes totalmente blancas y vacías solo adornadas por un reloj.

Está no es mi habitación.

Siento algo presionando en mi cara y trato de levantar mi mano para quitarmelo y digo trato ya que algo la aprisiona no dejándome moverla. Bajo mi vista y veo al chico de la universidad sujetando mi mano mientras tiene su cabeza recostada en la camilla durmiendo.

Sin poder evitarlo y sin saber el motivo siento unas enormes ganas de acariciarlo.

¿Estaré drogada?

Veo a mi alrededor y divisó a los chicos rodeandome mientras duermen, parecen cansados. Fijo mi vista en él reloj colgado en la pared y veo que ya es de noche.  Me incorporo un poco en la cama viendo cómo el movimiento de esta despierta al hermoso desconocido.

Chico: ¿Qué mier...- se calla abruptamente al verme mirándolo- ¿Estás bien? ¿Necesitas algo? ¿Te duele algo? ¿Llamó al doctor?

Las Siete Voces [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora